El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Mons. Ricardo Ezzati, afirmó que la sociedad chilena no puede permanecer indiferente “ante el clamor de comunidades que se sienten postergadas, desoídas e incluso ignoradas”. En una declaración pública que fue leída ante la prensa por el portavoz del Episcopado, Jaime Coiro, se indica que los Obispos han seguido con interés y gran preocupación los hechos que se están viviendo en la región de Aysén, “a propósito de la formulación de demandas sociales que la Iglesia conoce bien desde su presencia misionera en el Vicariato Apostólico y sus organismos de reflexión y servicio”. Añade la declaración de Mons. Ezzati que los planteamientos del movimiento social no son ajenos a la Iglesia local, y tampoco a la Iglesia del país, porque -citando al Concilio Vaticano II- “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” El Presidente de la CECh considera altamente valorable el esfuerzo por promover una conciencia compartida de las demandas de las regiones extremas: “No podemos permanecer indiferentes ante el clamor de comunidades que se sienten postergadas, desoídas e incluso ignoradas”. Apreciando el esfuerzo que desde las organizaciones sociales y de las autoridades del Gobierno se ha impulsado para establecer una mesa de diálogo en que se busque con generosidad un entendimiento, los Obispos reconocen las complejas dificultades para lograrlo: “Nos duele y preocupa que la violencia en el accionar y en el discurso termine torpedeando los acuerdos, contra la voluntad mayoritaria de buscar soluciones reales en un clima de paz y respeto”. Y añade la declaración: “A todas las personas e instituciones directa e indirectamente involucradas en este conflicto, les pedimos con toda nuestra fuerza desplegar sus mayores esfuerzos para evitar la violencia. Cuando se anteponen al diálogo la presión ilegítima, las amenazas e intransigencias, la fuerza desplaza a la razón y es la comunidad en su conjunto la principal perdedora”. La nota episcopal concluye pidiendo al Dios de la Paz que derrame su Espíritu “para iluminar a los protagonistas de esta hora delicada, por el bien de toda la comunidad, especialmente por los más pobres y vulnerables” y uniendo su oración a la plegaria de Mons. Luis Infanti, obispo Vicario Apostólico de Aysén, en su reciente Carta: “Que Santa María, discípula de Jesús, madre de Aysén, señora de la paz, Virgen orante, estrella de justicia y de paz, nos acompañe por los caminos de una vida fecunda y santa, asumiendo la muerte y resurrección de Cristo, vivo y presente, hoy, en medio de su pueblo”. –Ver texto completo de la declaración del Presidente de la CECh Fuente: Prensa CECh |
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