Por Ustedes tengo Facebook

 

“Con Don Bosco y los tiempos”, es un desafío permanente para todos los que nos identificamos con el santo de los jóvenes, de amplia sonrisa, de amor incondicional al Señor y los jóvenes. Ya el Concilio Vaticano II, hace más de cincuenta años atrás, llamaba a los religiosos a una renovación, invitación que obviamente es válida para todos los que, aún sin ser religiosos, son parte de una familia espiritual que siente el impulso, la necesidad de anunciar el Evangelio de Jesús.

Surge entonces la pregunta obvia: ¿Qué haría Don Bosco hoy? Para encontrar una respuesta correcta es preciso buscar pistas en el mismo Don Bosco, en su pensamiento, sus motivaciones más profundas, su formación, su estilo de trabajo, lo que él mismo con palabras y obras nos comunicó.

En Don Bosco, discípulo de Jesús, encontramos el mismo ardor de su maestro. En efecto, la gran pasión de Jesús es el anuncio de la irrupción, en medio nuestro, del Reino del Padre. Un señorío que no se puede comparar a nada de lo que conocemos hoy: es Dios mismo que viene a compartir su vida con nosotros, inmerecidamente, gratuitamente, para satisfacer nuestras necesidades de paz, de vida, de libertad, de justicia, de sentido de la vida; en síntesis, de amor verdadero, pleno, absoluto, incondicional, que sólo Dios nos puede dar.

Don Bosco, en un siglo XIX muy convulsionado y complejo, vibrando con el corazón de Jesús, se entregó por completo a la misión de leer y responder a las necesidades concretas de los más abandonados de su tiempo, los jóvenes, y ser, a su vez, un puente de encuentro con Jesús y el reinado de su Padre, el único que puede colmar las necesidades más profundas de todo ser humano. Es innegable que la gran preocupación de Don Bosco es que los jóvenes sean santos, es decir, amen al Señor con todo el corazón, y sientan la necesidad de compartir esa experiencia de amistad a todos los demás, con la consiguiente transformación social que implica. Sin esta preocupación, Don Bosco nos resulta irreconocible.

El concepto de santidad de Don Bosco no es espiritualista, como si el muchacho fuese una construcción de dos pisos, en la que lo único que importa es lo “espiritual”. Sin meterse en cuestiones filosóficas o teológicas -no era su estilo- se entrega de lleno al crecimiento de los jóvenes, a su salvación, en el sentido más amplio del término. Si podemos encontrar expresiones propias de su época, como “salvar el alma”, sus obras hablan de la salvación global del joven: pan, techo, hogar, patio, diversión, taller, escuela, parroquia…

Sin embargo, hombre concreto y aterrizado, sabía perfectamente que, aún con todo el trabajo desplegado por su familia salesiana, jamás podría llegar a todos los jóvenes; los de Italia, los de Europa, los de América, a los del mundo entero; entonces recurre a los medios que la tecnología ponía a su servicio. Influenciado especialmente por la formación recibida en la Residencia Sacerdotal, Don Bosco le da una importancia enorme a la difusión de textos. No sólo fue escritor, sino también  editor, incluso “empresario”, hasta dueño de una fábrica de papel. Ciertamente que no era un ingenuo, pero lejos de perder el tiempo demonizando lo moderno, como un vehículo para hacer daño, hizo uso de los medios de comunicación de su tiempo, para llegar a donde un evangelizador no puede llegar, y lo consideró como uno de los fines principales de su sociedad salesiana.

En su necesidad de comunicar su experiencia de amistad con Jesús a todos los jóvenes, se acerca a ellos, sintonizando con ellos, sus gustos y sus necesidades. Llega hasta donde ellos se encuentran, a sus plazas y calles, para conquistarles su amistad, y hacer que conozcan al amigo con mayúscula. Esto exige de su parte simpatía, lenguaje juvenil y sencillo, atrayente, alegre y positivo.

¿Qué haría Don Bosco hoy, con los medios espectaculares que tenemos para comunicarnos con los demás? ¿Cómo respondería a las pobrezas que los jóvenes experimentan hoy? ¿Qué haría para llegar a ellos? Las pistas planteadas antes nos iluminan y nos entusiasman… No nos debería extrañar que si viviese hoy, diría “Por ustedes estudio, por ustedes trabajo, por ustedes vivo, por ustedes estoy dispuesto incluso a dar mi vida… por ustedes también tengo facebook”…

¿Si viviese hoy?… ¡vive hoy!, ¡nosotros somos Don Bosco!, los jóvenes nos esperan, y sabemos cómo y dónde encontrarlos…

 

Las Redes Sociales son una gran oportunidad para estar presentes, informar y difundir los valores del Carisma Salesiano.

Muchos miembros de la Congregación utilizan Facebook, haciéndose parte de este nuevo “patio” en el mundo virtual.

Sin embargo, es necesario tener presente que son un referente para sus seguidores, quienes no los ven sólo como individuos, sino también como representantes de la Congregación, por lo que se debe tener claras ciertas recomendaciones:

  • Tener un perfil identificable con funciones, tareas y misión en alguna obra.
  • Ser responsables de la información que se comparte y de los comentarios generados.
  • Cuidar sus afirmaciones e intervenciones. No alentar rumores, verdades a medias o sembrar sospechas.
  • Comprometerse a corregir declaraciones equivocadas o indicaciones contradictorias.
  • Evitar provocar o involucrarse en discusiones. Si se ve envuelto en alguna, permanecer sereno, objetivo y abierto al diálogo.

Orientaciones para el Uso de Redes Sociales, Dicasterio para la Comunicación Social.

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