En entrevista con La Tercera, el obispo de Melipilla y secretario general del Episcopado se refiere a la realidad diversa de las familias, hace una fuerte crítica al machismo y la agresión a mujeres, y pide humanizar horarios de trabajo y salarios con políticas habitacionales, laborales y culturales que fortalezcan la vida familiar.
El obispo de Melipilla comenta que en su diócesis la gente sintoniza con el documento del Papa, el que -a su juicio- nos recuerda que el amor es el fundamento de toda familia. “Parece básico al oído, pero es una verdad que las personas acogen con alegría en su corazón”, afirma Mons. Cristián Contreras Villarroel, en entrevista publicada por La Tercera en su edición del sábado 23 de abril.
Recordando que el objetivo del documento es ser una orientación para el modo en que la Iglesia acompaña a las familias en sus desafíos, afirma que no se trata de “un nuevo catecismo, pero tampoco es un documento sociológico ni pretende ser exhaustivo en abordar todas las situaciones”.
Una palabra a todas las diversas familias
Recuerda Mons. Cristián Contreras Villarroel que en Chile ha habido siempre muchos tipos de estructuras familiares, pero hoy están más visibles. “Ya el informe sobre familia, que encomendó el recordado Presidente Patricio Aylwin, nos mostraba que muchas abuelas y abuelos se hacen cargo de sus nietos; tíos o tías crían sobrinos; madres solas, varias de ellas abandonadas, o padres solteros que asumen el cuidado y la formación de su hijo o hija. Ciertamente son una familia, y también forman parte de la gran familia que somos todos”.
El discernimiento es un ejercicio de madurez humana y cristiana
Consultado sobre las reacciones al documento Amoris laetitia, el secretario general de la Conferencia Episcopal afirma que, en general, se valora que el Papa hable con toda sinceridad respecto de las dificultades en el matrimonio y en la formación de los hijos. “Se le siente cercano y comprensivo con los problemas. Ciertamente, algunos esperaban de este texto una nueva normativa canónica acerca de algunas situaciones, como es el caso de la comunión eucarística de las personas divorciadas y vueltas a casar. Pero el Papa invita al discernimiento, y esto es un ejercicio de madurez humana y cristiana”.
Comprender, acompañar e integrar
Consultado sobre la situación de las personas divorciadas, Mons. Contreras Villarroel plantea: “Una persona divorciada, en general, es alguien que ha vivido un itinerario muy doloroso de fracaso y de pérdida de un proyecto matrimonial, que un día soñó sería para toda la vida. A veces son rupturas devastadoras y siempre merecen toda nuestra cercanía. Quien decide libremente formar una nueva unión, obviamente está en una situación distinta de quien opta por no hacerlo. Cada cual en su conciencia asume un estado particular que tiene consecuencias en todos los ámbitos de su vida. Nosotros, en cada circunstancia humana concreta, debemos acompañarlas con el mayor de los cariños y acogida, y que sepan que son y siempre serán personas amadas de Dios. El Papa Francisco nos insta a diferenciar caso a caso. No todas estas realidades deben ser encerradas en afirmaciones rígidas. Como señala el Sumo Pontífice, hay que comprender, acompañar e integrar”.
Las dificultades de la familia hoy y algunas deudas de la sociedad
Requerido por La Tercera sobre cuáles son los principales problemas de la familia en el país, el obispo de Melipilla explica que el primero es “el debilitamiento de la cohesión familiar por una cultura donde el materialismo y el individualismo ha difuminado los roles parentales. Sin embargo, creo que hay un desafío aún mayor, que es la promoción de la familia con políticas habitacionales, laborales y culturales que fortalezcan la vida del núcleo familiar. Si logramos humanizar los horarios de trabajo, los salarios, las dimensiones de las casas, los espacios para recreación, por señalar algunos desafíos, la familia chilena gozará de muchas más instancias de encuentro. Tenemos una deuda particular con dos grupos de “descartables” que son maltratados y marginados, en la familia y fuera de ella: los niños y jóvenes vulnerables, algunos abandonados a la ley del más violento en la calle; y nuestros mayores, la tercera edad, muchas veces relegados”.
El machismo es una cobardía y la agresión a mujeres una vergüenza
Ante una pregunta sobre la crítica al machismo, Mons. Cristián Contreras Villarroel afirma categóricamente que “el machismo es una cobardía, y toda forma de agresión a la mujer es una vergüenza, porque someterla a un estado de inferioridad niega la radical idéntica dignidad entre varón y mujer, seres naturalmente complementarios. En Chile somos maestros para el discurso políticamente correcto sobre esta materia, pero el maltrato a la mujer y el machismo siguen vigentes, quizás más encubiertos y solapados”.
Con un espíritu de colaborar a construir un Chile mejor, Mons. Contreras Villarroel invita a todos a leer esta profunda reflexión del papa Francisco: “Amoris laetitia es un abrazo a la familia de todos los días que se construye con tanto esfuerzo y sacrificio”.
Fuente: La Tercera – CECh