Con las reflexiones del P. Inspector Alberto Lorenzelli y la celebración de la Eucaristía, concluyeron los trabajos de la Asamblea Inspectorial en el Centro de Espiritualidad de Lo Cañas, el viernes 4 de octubre. Antes de ingresar a la capilla y luego de las exposiciones de los secretarios de grupo respecto de los últimos módulos de trabajo, el Provincial entregó su mensaje final en relación al trabajo realizado en la Asamblea. En la primera parte de su mensaje, el P. Alberto señaló que para llevar a la realidad todo lo reflexionado y propuesto durante los tres días de Asamblea, se necesitará, en primer lugar, “una gran comunión, una gran unidad de proyectos, de sentimientos, de trabajo común”. Luego de referirse a al Proyecto Educativo Pastoral Salesiano Inspectorial (PEPSI), el P. Alberto desarrolló contundentemente ideas en torno al tema al cual más tiempo se abocó la asamblea: El Rediseño. “Para un verdadero rediseño –indicó el P. Alberto- no es suficiente limitarse al cierre de esta o aquella casa: estamos llamados, en este momento particular e histórico, a redefinir nuestra vida de consagrados y nuestra presencia en las obras, para continuar dando fruto”. “Estamos llamados a realizar un discernimiento –continuó diciendo el Provincial-: ¿qué cosa, aquí y ahora, nos pide Dios para permanecer fieles al carisma que nos ha sido confiado? Partimos de la consagración, del ofrecimiento a Dios de toda nuestra vida, para siempre, para realizar en nuestro actuar, las obras de Cristo”. Análisis del presente e itinerarios para el futuro Para seguir enfrentando el Rediseño, el P. Alberto compartió un análisis del presente y algunos criterios para distinguir itinerarios realizables de Rediseño. En primer lugar señaló que hoy está en crisis un cierto modelo de gestión de las obras. “No es más el adecuado a los recursos humanos de la Inspectoría y a las transformaciones sociales en acto a todos los niveles. El desafío es construir un nuevo modelo de animación de las obras, para relanzar nuestra misión, que debe involucrar a cada comunidad”. Condiciones irrenunciables Para tratar el futuro de las comunidades, el P. Alberto señaló que NO existen recetas. Si bien son muchos los elementos a tener presentes para encarar los cambios a realizar, señaló algunos como condiciones irrenunciables para permanecer fieles al carisma, y como criterios que guíen el discernimiento comunitario sobre la misión 1. Nuestro futuro se juega en la renovación (conversión) de cada hermano. 2. Nuestro futuro estará marcado por la capacidad (o incapacidad) de cada religioso de vivir la propia consagración como “camino y viaje”. 3. Nuestro futuro dependerá mucho de la capacidad de reestructurar y renovar nuestra vida fraterna. 4. Nuestro futuro comienza en el presente. 5. Nuestro futuro deberá “saber más a Iglesia” y “más a laicos”, si queremos de verdad permanecer fieles a nuestro carisma: no es más posible pensar que una comunidad religiosa gestione una obra independientemente del territorio en el cual está inserta. 6. Nuestro futuro depende, también, de la disponibilidad para enfrentar problemas y potencialidades de nuestras comunidades para realizar juntos nuestro Proyecto Orgánico Inspectorial. El rediseño no es y no puede ser… Al cierre de su mensaje, el P. Alberto compartió sus ideas finales en torno al tema del Rediseño: “Los desafíos que se presentan son tales y de tal magnitud que no basta reformar, retocar, o reenviar… Si es verdad que no tenemos sólo una gloriosa historia a recordar y a relatar, sino una grande historia a construir, no podemos limitarnos a poner frenos, a tapar hoyos. No se trata simplemente de pensar en la sobrevivencia, en “tirar para adelante”. “El rediseño no puede ser sólo una reacción a situaciones que se presentan, y frente a las cuales debemos tomar posición y actuar. La reestructuración debe nacer mirando al futuro, no está motivada por el hecho que hay menos salesianos, o porque hay miedo que una Inspectoría se apague o sólo para continuar sobreviviendo, sin ninguna preocupación por las exigencias actuales de la misión”. “El rediseño no se realiza para salvar una casa o una obra a la cual estamos particularmente ligados, pidiendo que otra estructura nos resuelva (provisoriamente), el problema, enviando tal vez a algún hermano. No es tampoco una simple redistribución del personal”. Se trata de… El Rediseño “Consiste fundamentalmente en encontrar nuevas maneras de organizarnos para poder responder con mayor fidelidad al carisma de la Congregación. En tal sentido, evidentemente la reestructuración exige un cambio de mentalidad, un cambio de actitudes, un cambio del propio cuadro de referencia. En cualquier modo, no se puede pensar la reestructuración si no es a partir de un discernimiento serio que nos pone en actitud de conversión, de búsqueda profunda de la voluntad de Dios”. “Es obvio que cada novedad, cada invitación al cambio, produce en nosotros un cierto temor, una cierta inseguridad. En el fondo, es mucho más fácil convivir con nuestras costumbres habituales, es siempre preferible no poner en discusión una mentalidad, en cuya construcción hemos dedicado gran parte de nuestra vida”. “Pero el Espíritu, en estos momentos, nos pide claramente escuchar su voz, que se hace sentir en los acontecimientos nuevos, en las necesidades de los jóvenes de hoy, en la llamada a una vida religiosa más coherente y testimonial, en el camino de renovación que se está despertando en la Iglesia, en un mundo que inconscientemente clama por Dios y por los valores del Evangelio”. “Nuestro trabajo de rediseño quiere ser fiel a esta voz del Espíritu, y es por eso que nos ponemos en camino, tal vez con temor, pero al mismo tiempo llenos de esperanza”. {phocadownload view=file|id=940|text=Descargar Texto Completo|target=s} Fuente: Oficina de Información Salesiana – OFISA |
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