La Eucaristía con que la Familia Salesiana celebró en Santiago la Fiesta de San Juan Bosco el 31 de enero, fue con y para los jóvenes. En mayor cantidad que en años anteriores, muchachos y muchachas llenaron las naves laterales del Templo San Juan Bosco de la Cisterna y fueron protagonistas de la celebración. Destacaban entre los presentes miembros de los centros juveniles, e incluso del albergue Miguel Magone y el Proyecto Mamá Margarita que atiende la Fundación Don Bosco. En la celebración tres posnovicios salesianos, Leonardo Eyquem, Felipe Inostroza y Javier Gatica renovaron por un año sus votos de obediencia, pobreza y castidad ante sus padres, familia, amigos y hermanos de Congregación. La animación musical de la Eucaristía estuvo a cargo de salesianos e hijas de María Auxiliadora en formación inicial. El Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati presidió la celebración. Concelebró el P. Inspector Alberto Lorenzelli, junto a su Vicario P. Vicente Soccorso, al director de la presencia de La Cisterna, P. Marco Vergara, el P. Obispo Tomás González, los miembros del Consejo Inspectorial y salesianos de todas las presencias de Santiago. Los miembros de la Familia Salesiana, encabezados por las Hijas de María Auxiliadora, repletaron el Templo y participaron con alegría en la fiesta del Padre y Maestro de los jóvenes. Gastar tiempo con ellos Basado en la consigna que el Rector Mayor propone para este año, “Como Don Bosco educador, ofrezcamos a los jóvenes el Evangelio de la alegría mediante la pedagogía de la bondad”, el P. Inspector inició su homilía haciendo una reflexión sobre Don Bosco educador: “La credibilidad de su propuesta educativa, la autoridad de su testimonio y su capacidad de comunicación nos llevan a descubrir una vez más su amor incondicional a Dios, su confianza filial a María Auxiliadora y su trabajo incansable a favor de los jóvenes más pobres y abandonados” señaló el P. Alberto. Agregó: “Un estilo de educación que forma personas solidarias, ciudadanos activos y responsables, personas abiertas a los valores de la vida y de la fe, hombres y mujeres, chicos y chicas capaces de vivir con sentido, con alegría, con responsabilidad y con competencia. Un estilo de educación que es una verdadera experiencia espiritual, que llega a “la caridad de Dios, que precede a toda criatura con su providencia, la acompaña con su presencia y la salva dando su propia vida.” (Const. 20)”. Luego de reflexionar sobre los tres pilares fundamentales del Sistema Preventivo de Don Bosco – razón, religión y amor- y cómo aplicarlos en la actualidad, el Inspector profundizó en lo que significa amar a los jóvenes: “Amarlos quiere decir aceptarlos como son, gastar tiempo con ellos, manifestar deseo y placer en compartir sus gustos y sus temas, demostrar confianza en sus capacidades, y también tolerar lo que es pasajero y ocasional, perdonar silenciosamente lo que es involuntario, fruto de espontaneidad o inmadurez. Este era el pensamiento de Don Bosco: ‘Todos los jóvenes tienen sus días peligrosos y difíciles, y los tenemos también nosotros. ¡Ay de nosotros si no nos esmeramos en ayudarlos para que los superen rápidamente y sin reproches!’” señaló. Dar la vida por las ovejas Luego, dirigiéndose a los tres posnovicios que renovavan sus votos, el Inspector les recalcó que hacer profesión de vida consagrada salesiana significa asumir el compromiso público de seguir a Cristo, el Buen Pastor, y como él “dar la vida por las ovejas”: “Esto quiere decir concebir y vivir la propia existencia como un proyecto de Dios sobre nosotros y asumir el Evangelio como norma única de vida. Claro que hay otros motivos válidos para ser Salesianos, con tal que el más importante, el más decisivo, el más dinámico sea Cristo”, indicó. El Inspector agregó que “en una cultura moderna como la nuestra, caracterizada por un materialismo y un secularismo donde no se combate a Dios pero se prescinde de Él y se organiza la vida personal y social como si no existiera, nuestra misión es muy clara: ser signos y portadores del Amor de Dios a los jóvenes”. El P. Alberto, mirando a los tres posnovicios, recordó que el 31 de enero es una fecha en que la mayoría de los salesianos celebran sus profesiones religiosas, y menció especialmente al P. Simón Kuzmanich, quien en esta oportunidad cumplió 70 años de vida religiosa dedicada a Cristo, Don Bosco y los jóvenes de Chile. Como es tradicional, al final de la Eucaristía todos los presentes compatieron en uno de los patios interiores de la presencia salesiana de La Cisterna. Fuente: Área de Comunicaciones Salesianos Noticias relacionadas:
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