El Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati, presidió la Eucaristía con la que la comunidad de la parroquia salesiana “Sagrada Familia” dio gracias a Dios y celebró sus 50 años de misión evangelizadora en el corazón de Macul. Junto al Pastor Arquidiocesano concelebraron el P. Inspector, Alberto Lorenzelli, el párroco P. Jorge Osorio, integrantes del Consejo Inspectorial, salesianos de diversas comunidades de Santiago y el Vicario de la Zona Oriente, P. Manuel Paz. “Quisiera expresar la gratitud de la Iglesia por la misión evangelizadora de la Congregación Salesiana en este sector de nuestra ciudad”, comenzó diciendo el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, en su homilía. Hace más de cien años la comunidad salesiana recibió la tarea de ir pastoreando el pueblo que aquí se iba formando, especialmente a partir de los años ’60, destacó. “Cuánto trabajo, cuánta presencia misionera, cuánta gratitud de la Iglesia hacia tantos hermanos salesianos que aquí entregaron lo mejor de su vida”, dijo monseñor Ezzati recordando a sacerdotes, religiosas, religiosos, diáconos y laicos que hicieron crecer el conocimiento de Jesucristo en medio de las personas. Palabra, Eucaristía y comunidad El Arzobispo se refirió en su homilía a la acción de Dios en la parroquia, lo que ha permitido que estos 50 años de trabajo hayan entregado abundantes frutos, “generosos de vida cristiana, de santidad, de solidaridad y de pertenencia a la Iglesia”. El pastor llamó a renovar la vida de la fe de esta comunidad a la luz de la Palabra de Dios. Una comunidad que se compromete a crecer inspirada por el Evangelio es una comunidad que escucha la Buena Nueva con los brazos abiertos, reflexionó. “La Palabra es la que nos reúne y nos hace familia, nos hace consciente de ser pueblo de Dios que camina al encuentro del Padre”, puntualizó. Y agregó que una comunidad cristiana crece “en la medida que nos hacemos parte de su cuerpo y de su sangre”. Aprovechó entonces la oportunidad para invitarlos a fortalecer su espíritu de comunión y de participación. “La Iglesia la formamos todos los bautizados”, manifestó. Allí todos recibimos del espíritu dones y carismas que deben ser puestos al servicio de los demás. “La comunidad cristiana del futuro es la que tiene vocación de ser sacramento de Cristo Jesús”, señaló. En este sentido renovó el llamado misionero a la comunidad para que extienda el conocimiento y el amor a Jesucristo en el territorio que le compete. Acompañar a jóvenes y a familias Siguiendo el carisma de san Juan Bosco, fundador de la Congregación Salesiana, el Arzobispo deseó “que los jóvenes puedan encontrar en esta comunidad parroquial el espacio donde encontrarse con Jesús, donde desarrollar su vocación cristiana y donde participar con alegría de la familia de los hijos de Dios, especialmente en tiempos de la Misión Joven”. También hizo un llamado importante a cuidar de las familias: “Que la Sagrada Familia inspire su trabajo a favor de ellas”. En especial a quienes comienzan su camino juntos, a quienes educan a sus hijos, a los que sufren dificultades y también a quienes viven en la desesperanza, concluyó. Fuente: Comunicaciones www.iglesiadesantiago.cl |
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