Pronta a regresar a Chile después de participar del Proyecto Jerusalén en Tierra Santa, Sor Rosa Suazo Díaz comparte y agradece la experiencia vivida a su provincia religiosa. —– Hemos venido a esta Tierra Santa para abrirnos a las Bendiciones de Dios, a su gozo, para entrar en su exigente escuela de verdad y de paz; para contemplar y proclamar sus maravillas. Su Palabra leída en esta Tierra, donde Jesús vivió, sufrió, murió y resucitó; sea la luz para ver y fuerza para actuar siempre el bien. Estamos muy felices de estar aquí en la Ciudad Santa, Jerusalén, fuente de la Fe y de la existencia cristiana, lugar privilegiado de la historia de la Salvación, de la única y eterna Alianza y del encuentro de Dios con nosotros, los hombres y mujeres; cuna de la humanidad redimida y transfigurada. Damos gracias al Señor por habernos llamado a estar aquí con Él. Con actitud de verdaderas discípulas, queremos seguir a Jesús, dóciles a la acción del Espíritu Santo. Con estas palabras que expresan el sentimiento común de quienes hemos conformado esta comunidad de Jerusalén, quiero expresar los míos que están cargados de gratitud y gozo en el Señor. Doy gracias a Él, que ha querido encontrarme aquí en este momento de mi vida, un encuentro lleno de vida y de desafíos. Un gracias a Sor Aurelia y las Hermanas del Consejo por este don único que he tratado de vivir con la conciencia de que no será sólo mío. Un gracias a mi comunidad que me ha acompañado día a día, sobre todo con la oración, siendo lugar de encuentro. Estoy muy consciente de la responsabilidad y del compromiso que implica este regalo y mi anhelo es poder compartirlo, según mis posibilidades con mi Provincia, Comunidad, Comunidad educativa. He tenido la oportunidad de vivir una hermosa experiencia Bíblica que deseo continuar cada día para que la escucha de la Palabra sea una actitud constante, capaz de incidir en la calidad de la oración personal y comunitaria, en las relaciones interpersonales y en la misión compartida. La actitud de peregrinas, ha sido muy ejercitada en esta experiencia, recorriendo a pie los lugares que recorrió Jesús con sus discípulos, deteniéndose de cuando en cuando para enseñar, para sanar, y caminando siempre entregado a la Voluntad del Padre. Junto a las hermanas venidas de tan variados lugares y realidades, unidas por el Señor y nuestra Vocación, sólo doy gracias continuas y quiero estar abierta a recibir con abundancia las gracias de este “santo viaje” ( Sal 84,6) para poder volver a casa “por otro camino” y con otra “vida”; el camino y la vida que es Cristo mismo ( Mt 2,12; Jn 14,6) Regreso feliz con la Tierra Santa en los ojos y con la Palabra de Dios en el corazón; con un anhelo fuerte de renovación vital de mi vida religiosa salesiana, llamada a servir y a amar, a compartir lo recibido con generosa alegría y humilde corazón. Con cariño: Sor Rosa Suazo Fuente: fmachile.org Noticias relacionadas:
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