Después de una década de servicio misionero en África, el P. José Miguel Prieto regresa temporalmente a la Inspectoría de Chile, en primera instancia por un período de dos años, con el fin de realizar una experiencia, que él denomina, de “reciclaje”, y que le permitirá enriquecer su vida de salesiano sacerdote, a través del compartir con los hermanos y del trabajo pastoral que realizará. Otro motivo es para acompañar a su familia, que actualmente enfrenta el delicado estado de salud del papá, aquejado por el alzheimer. Hasta final de este año pastoral, ha sido destinado al Colegio Salesiano de Copiapó, comunidad a la que se integró el lunes recién pasado.
“El regalo que me ha hecho África es reencantarme con mi vida salesiana y sacerdotal, a través de la gente, los jóvenes y los hermanos salesianos con los que he compartido. Me ha dado lo necesario para vivir libre”, expresó el P. Prieto a OFISA, pocos días antes de partir a Copiapó, comentario con el que enfatiza la importancia y profundidad en su vida de esta etapa vocacional. Sin embargo, el trabajo pastoral continuado de una década, lo ha obligado a desentenderse de instancias formativas propias de la vida salesiana. Ha sido esta entonces una de las motivaciones para hablar con sus superiores para pedir venir a Chile, para reencontrarse con la riqueza pastoral propia de los ambientes de la obras de la Inspectoría y del contacto con sus hermanos salesianos.
“El aporte que yo he podido dar en la Provincia ATE (África Tropical Ecuatorial), ha sido gracias a la experiencia vivida en Chile, y por todo lo que he compartido con mis hermanos salesianos acá. Yo creo que los latinoamericanos podemos aportar algo particular a la Pastoral Salesiana; no digo que nuestra manera de hacer pastoral sea más rica, ni mejor, pero sí creo que hay algo especial que podemos aportar”, comenta el P. José Miguel, a lo que agrega: “a veces se quiere empañar esta riqueza pastoral de la Provincia de Chile, con los problemas, que los hay en todas partes, y yo creo que no es justo, yo defiendo que tenemos cosas muy buenas; hay desafíos evidentes que debemos superar en nuestro caminar pastoral, pero son muchas más las riquezas que tenemos y que ponemos al servicio de los jóvenes. Me quiero impregnar de toda esta riqueza y así dar mayor calidad a mi servicio como salesiano sacerdote”.
Camerún y Guinea Ecuatorial fueron los dos países donde el P. José Miguel cumplió su servicio misionero desde 2001, cinco años en cada lugar. Ambos países, junto a otros cuatro, conforman la provincia salesiana ATE. Hasta ahora, este salesiano es el único misionero latinoamericano que pertenece a dicha provincia. Los otros misioneros provienen, la mayoría de Europa, algunos de Asia.
En Camerún los idiomas oficiales son el francés y el inglés, con predominancia del primero. La presencia salesiana de Yaoundé, capital de Camerún, cuenta con tres sectores: una Parroquia, un Centro Juvenil y un Centro Profesional. Aquí el P. Pietro estuvo a cargo del oratorio (primer año), también fue párroco (4 años) y terminó como Director (último año).
De acuerdo a los datos entregados por el P. José Miguel, Camerún posee cerca de 250 etnias, lo que genera una riqueza y diversidad cultural muy grande. “Cada grupo étnico tiene sus tradiciones, su manera de vivir la fe, de mirar la vida y el mundo… el arte y la música son también muy ricos”.
La presencia salesiana en Guinea Ecuatorial – segundo país donde ejerció su servicio- se encuentra en la isla Malabo, ciudad capital. Posee también tres sectores de misión: la Parroquia San Fernanado- San Juan Bosco (una de las más grandes de la isla), el Colegio Español Don Bosco y el Centro Juvenil. Durante los cinco años de servicio en Malabo, el P. José Miguel prestó el servicio de director de la obra, párroco y profesor del Colegio. “Guinea es el único país de África, al menos que yo conozca, donde se habla español, porque fue colonia de España”, comenta.
De acuerdo a lo explicado por el P. Prieto, en Guinea no hay tan alta cantidad de grupos étnicos, como en Camerún, pero las diferencias entre los grupos existentes están bien marcadas. La cultura de Guinea Ecuatorial es permeada por la gran cantidad de inmigrantes que se encuentran presente en ella, tales como chinos, libaneses, nigerianos etc., que llegan al país en busca de trabajo y de mejores oportunidades. Muchos de ellos trabajan en las empresas petroleras que se encuentran en Malabo y en otros trabajos que ofrece el desarrollo del país.
Camerún y Guinea son países de denominación cristiana, con preponderancia de católicos y protestantes. La presencia musulmana alcanza más significatividad en el oeste de Camerún.
Respecto de estos diez años en ambos lugares, el P. Prieto comenta que han sido una experiencia muy enriquecedora como salesiano sacerdote y creyente. “Ver y sentir la experiencia de Dios en la gente, ha sido muy importante para mí. El cariño, el respeto que la gente siente hacia el sacerdote, es muy grande. Te ven realmente como un hombre de Dios. He aquí el desafío para uno, serlo verdaderamente”.
Entre los rasgos de la cultura religiosa, sobresale un elemento de creencia animista, explica el P. José Miguel, en el siguiente sentido: “los problemas, las enfermedades, lo malo que en general viven, lo atribuyen, en muchos casos, a la presencia de malos espíritus o a la brujería invocada por alguien en su contra; he aquí, que ven al sacerdote y la bendición que éste les pueda proporcionar, como un medio eficaz de protección”.
No es lugar, sino la convicción
El P. José miguel comenta que una de las cosas que ha logrado entender durante este tiempo en África, es que la experiencia misionera es una convicción alojada en el corazón y que no está determinada por el lugar en el que, el misionero, realice su misión . “El lugar es significativo para mucha gente, pero lo verdaderamente importante es, la experiencia de sentirse enviado por Dios a ser testigo de su amor al estilo de San Juan Bosco, eso es lo que te hace misionero. Eso es lo que te confirma como verdadero salesiano apóstol de Jesús. Es muy claro, si en tu país no has buscado vivir coherentemente tu vida de consagrado (pobre, obediente, casto), no lo harás en ninguna parte, por ejemplo: si no has tenido una sensibilidad por los más pobres y necesitados en tu país, no pienses que la tendrás por el lugar pobre o miserable en el que estés. No porque te vayas a África y estés con gente pobre, serás pobre o habrás hecho una opción por los más pobres. Me parece que eso es un error. Lo esencial es sentirnos llamados a ser signos convencidos y convincentes, de la Buena Nueva de Jesús, consagrados que vivan con coherencia su vida religiosa, más allá del lugar donde se encuentre”.
Fuente: OFISA.