Las dificultades que hoy vive la Iglesia, generadas desde su interior, propician un contexto histórico que favorece aún más el entendimiento del título de Auxiliadora de la Virgen Santísima. Así lo explicó el P. Vicente Soccorso, Vicario del Inspector, en la Eucaristía celebrada el martes 24 de mayo en el Centro Educativo Salesiano de Alameda.
Como cada 24 de mayo, la Iglesia Universal celebró la advocación de María Auxiliadora, patrona de la Congregación Salesiana por propia elección del Padre Fundador, Don Bosco. En Santiago, la Familia Salesiana se reunió en el gimnasio del CES Alameda. Participaron salesianos sacerdotes de varias comunidades de Santiago, salesianos de las casas de formación de Lo Cañas, integrantes de los distintos grupos de la FS y feligreses de la parroquia María Auxiliadora de Santiago Centro.
Junto al Vicario del Inspector, concelebraron el P. Director de la CES Alameda, Néstor Muñoz; el Consejero Inspectorial, P. Carlo Lira; y el Vicario de la Zona Centro, P. Francisco Javier Manterola.
Al principio de la homilía, el P. Vicente destacó el carácter universal de la fiesta y los elementos comunes de toda 
celebración Mariana: “a la Virgen la veneramos con tantos títulos, pero hay elementos que son similares y que reflejan lo central: hizo posible la encarnación… para hacerse hombre, Cristo tuvo que nacer de una mujer”. El segundo elemento destacado por el P. Vicente, es que la Virgen fue la gran creyente, la que hizo la voluntad del Padre. “Es para nosotros el ejemplo del discípulo de Jesucristo”, indicó.
No sólo intereses privados
Un tercer elemento indicado por el P. Vicente, contenido en la Primera Lectura proclamada en la Eucaristía, es que María es signo y presencia de Dios que vence al mal, que ayuda al pueblo cristiano, a la Iglesia. Al respecto, leyó reflexiones de Don Bosco, en las que animaba a invocar a María Auxiliadora no sólo por intereses privados, sino por los gravísimos e inminentes peligros de su época que amenazaban a los fieles.
El peligro que viene de dentro
En relación a los peligros de la época de Don Bosco, el P. Soccorso indicó que dicho contexto histórico pareciera ser similar al actual, con dificultades externas a la Iglesia, pero por sobre todo hoy, con problemas internos, como ha dicho el mismo Papa Benedicto XVI. “Es nuestro mal, nuestra tibieza, nuestra incapacidad como cristianos, como religiosos, como sacerdotes, de vivir el evangelio de Cristo. Ese el peligro más grande, que no viene de afuera, sino de adentro”, comentó el P. Soccorso, a lo que agregó: “cuando el Padre Hurtado se preguntaba hace 50 años si Chile es un país católico, y contestaba que no, estaba diciendo eso. No era el problema de los masones o liberales que atacaban a la iglesia, era el problema de los cristianos que no vivían el Evangelio”.
Respecto de ausencia de radicalidad evangélica, el P. Soccorso señaló: “cuántos nos decimos cristianos, pero no nos preocupamos ni de la justicia, ni de la generosidad, ni del perdón, ni de la ayuda fraterna, ni de vivir como testigo verdadero y coherente del Evangelio. Es el peligro más grande que nos amenaza en este momento, por eso necesitamos a la Auxiliadora, no sólo a la Virgen que me soluciona un problema a mí, sino a la Virgen que ayuda al pueblo Cristiano, a la Iglesia. Es la Iglesia que necesita ser sostenida”.
Es Dios quien conduce la historia
Continuando con el sentido de la celebración, el P. Vicente indicó que la fiesta del 24 de mayo celebra la presencia de Dios que se ha comprometido a ayudar a la Iglesia, lo que debiera ayudar a NO desmoronarse frente a lo que está pasando. “Cuando nos desanimamos frente a estas cosas (dificultades en la Iglesia), quiere decir que no hemos entendido que Dios lleva adelante la historia; no somos nosotros. Dios quiere que la Iglesia sea testimonio, luz y sal de la tierra. Nosotros no hemos sido capaces de hacerlo y Dios nos está moviendo, nos está ayudando, nos está auxiliando y de eso tenemos un signo claro en María Auxiliadora”, agregó.
Fuente: OFISA.
