Dos estudiantes de teología de la Inspectoría de Brasil-Recife llegaron el martes 1 de febrero, para incorporarse al Teologado salesiano chileno, mientras que dos salesianos extranjeros llegados hace tres años a nuestro país vuelven a sus respectivas inspectorías. Alexandre José Da Silva y Judá Ben Hur Rodríguez, comenzaron ya a vivir una nueva experiencia de formación lejos de sus comunidades. Por la mañana del viernes 4, visitaron la Casa Inspectorial, donde el P. Inspector Leonardo Santibáñez les dio la bienvenida. Por su parte, y dentro de pocos días, los diáconos Wilgen Cancio Álvarez de Cuba, y Wilmer Infanzón Yaranga de Perú, se incorporarán a su misión entre los jóvenes de sus países.
Cuentan Alexandre y Judá, que cuando el Inspector de Brasil-Recife, P. Diego Vanzetta vino a Chile en el mes de septiembre a la reunión de Inspectores de la región Cono Sur, vio las instalaciones del teologado chileno y se planteó la idea de que ambos estudiantes pudieran continuar su formación en Chile. Luego de conversarlo junto a su Consejo Inspectorial, dio la noticia a ambos, en el mes de diciembre.
Los dos teólogos se conocieron en el aspirantado de Recife, la escuela Salesiana Padre Rinaldi. Judá tiene 23 años, su familia la componen su padre y tres hermanos menores. Alexandre tiene 32 años y viene de una familia compuesta
por su padre, su madre y siete hermanos, de los cuales él es el sexto.
Con lo poco que han visto de Santiago hasta el momento, ambos coinciden en que se ve un país muy hermoso. Santiago es una ciudad organizada, la casa del Teologado es bonita y la comunidad acogedora “las expectativas son muchas y muy buenas” dicen. Hay algo de temor por el frío del invierno, pero por el momento se sienten muy bien.
Por el momento, ambos están estudiando castellano. Irán con el resto de los miembros de la comunidad del Teologado a Tinguiririca, como es costumbre en esa presencia, y en marzo comenzarán como oyentes sus clases en la Universidad Católica.
Partida
El Diácono Wilgen Cancio parte a su natal Cuba después de tres años y medio de formación en el Teologado chileno. Él comenta que al partir siente una gran alegría, una satisfacción enorme: “Llegar a Chile para mí supuso muchos desafíos, al mismo tiempo llegaba a una cultura muy distinta, pero venía con muchos deseos de formarme, de prepararme para lo que va a ser mi trabajo, mi misión en Cuba en medio de los jóvenes”.
Agrega Wilgen que de Chile aprendió mucho, aparte de la hermosura de sus paisajes y de la hospitalidad de la gente, se siente feliz porque aprendió a sentirse chileno: “Me “inculturicé” con todos mis hermanos y la gente que conocí, así es soy cubano pero llevo en mi sangre a Chile. Me llevo entre mis cosas la bandera que pondré en un lugar destacado para siempre recordar que parte de mi vida salesiana se formó en este país. Parte mía se queda aquí
y parte de Chile se va conmigo” señaló, al tiempo que agradeció a la Inspectoría y a toda la gente con que tuvo contacto en estos años.
Wilmer Infanzón siente que su formación fue una gracia del Señor, y aunque está feliz de volver a Perú, siente cierta nostalgia por dejar a quienes conoció en Chile. Comenta que a pesar de que al principio fue difícil acostumbrarse a un modo de vida diferente, se siente totalmente integrado en nuestra cultura. Ambos coinciden en que su formación fue excelente, tanto en la universidad como por el acompañamiento y el modelo de sus formadores.
