“Hermanos y hermanas recen por su Obispo, acompáñenlo con su cercanía fraterna y con la sabiduría que el Espíritu les regala. La Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, ‘Auxiliadora de los tiempos difíciles’, me acompañe siempre, para que llegue a ser un Obispo santo, cercano y sencillo, imagen del único y verdadero Buen Pastor, que conoce a sus ovejas, las defiende del lobo, dispuesto a dar su vida por ellas”.
Estas son las palabras con que Monseñor Ricardo Ezzati Andrello, sdb, concluyó su primera Homilía ante los fieles de la Iglesia de Santiago que concurrieron el sábado 15 de enero hasta la Catedral para darle la bienvenida, como el XII Arzobispo de esta Arquidiócesis. Es también la solicitud que, cercano, humilde y emocionado, reflejan su disposición a “servir y no ser servido”.
Minutos antes de las 10 de la mañana, el vehículo que traía al nuevo Arzobispo se asomó por calle Compañía hasta llegar a Plaza de Armas. Allí lo esperaba una “calle” formada por presbíteros, seminaristas, diáconos y laicos, que lo conduciría hasta las puertas del templo, donde era esperado por el Cabildo Metropolitano y el Dean de la Catedral, quienes le ofrecieron agua bendita para asperjarse y una cruz para besarla.
El Arzobispo electo, se dirigió luego por el pasillo central de la Catedral, bendiciendo a su pueblo, hasta llegar hasta el Santísimo, donde lo adoró por algunos momentos, previos a la ceremonia. Lo acompañaron en silencio todos quienes repletaron el templo: El Nuncio de su Santidad Giuseppe Pinto, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, el Cardenal Jorge Medina, casi todos los Obispos de Chile- no pudo estar presente Monseñor Bernardo Bastres, Obispo de Punta Arenas- cientos de presbíteros, religiosas, consagrados y laicos de movimientos apostólicos y asociaciones laicales.
A la ceremonia asistieron diversas autoridades civiles, entre las que destacaron el ex Presidente Ricardo Lagos y su señora; el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter; el presidente del Senado, Jorge Pizarro; la presidenta de la Cámara de Diputados, Alejandra Sepúlveda; el rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez y el miembro del Tribunal Constitucional, José Antonio Viera Gallo, entre otras.
Un lugar especial ocuparon sus más cercanos: Su cuñada Giuliana, quien viajó desde Italia para acompañarlo en este tan importante acontecimiento, y Rafael Catanneo y señora, amigos muy cercanos del nuevo Arzobispo.
Presencia Salesiana
Si hay algo que enorgullece al nuevo Arzobispo de Santiago, es ser un sucesor del carisma de Don Bosco, y así lo ha manifestado en cada oportunidad que se le ha presentado. Incluso en su homilía, al momento de agradecer. Señaló Monseñor Ezzati: “Al iniciar esta nueva etapa de mi vida, no puedo dejar de elevar mi espíritu agradecido a Dios Padre, que desde el seno de una sencilla familia de fe, por el bautismo me ha llamado a formar parte de la Iglesia; más tarde, por la profesión religiosa, me ha consagrado e incorporado a la Congregación Salesiana, heredero del corazón de padre y amigo de San Juan Bosco, abierto de manera especial, a los jóvenes y a los pobres; por la Ordenación Presbiteral me hecho signo de su Hijo, Sumo y Eterno Sacerdote y finalmente, por la Ordenación Episcopal me ha constituido sucesor de los Apóstoles en la Iglesia de Valdivia, como Auxiliar del Arzobispo de esta Iglesia, en los últimos cuatro años como Arzobispo de la querida Arquidiócesis de la Santísima Concepción y desde hoy, en esta venerada Iglesia de Santiago”.
Y la participación de esta Congregación a la que Monseñor ha dedicado su vida, no fue menor en este día de fiesta. Salesianos de las comunidades religiosas de varios lugares de Chile, religiosas de las Hijas de María Auxiliadora, miembros de los grupos de la Familia Salesiana lo acompañaron fielmente. Durante la ceremonia, algunos también tuvieron un papel fundamental, como el saludo del P. Inspector Leonardo Santibáñez, y de Sor Aurelia Rossi, Provincial de las HMA. En el momento de la liturgia eucarística, dones fueron entregados por Sor María Victoria González, Secretaria Inspectorial y Osvaldo Caro, Salesiano Cooperador. La palabra de Dios fue proclamada por el Rector de la Universidad Católica Silva Henríquez, Francisco Javier Gil, Diácono Permanente.
Monseñor Ezzati se vio especialmente conmovido al recibir los dones del pan y vino de manos de dos niños, a los que acogió con una gran sonrisa, al igual que el saludo de dos jóvenes.
Entrega de la Sede y Recuerdo al Cardenal Silva
Sin duda alguna los momentos más emocionantes de la ceremonia se vivieron en el instante en que Monseñor Francisco Javier Errázuriz – luego de ser leída la bula papal con el nombramiento del Santo Padre- entrega su sede y su báculo a Monseñor Ezzati, quien fue recibido con un gran aplauso por los presentes; y posteriormente cuando Monseñor Cristián Precht leyó un saludo a nombre de la Iglesia de Santiago, en el que realizó un recuerdo de todos los Arzobispos de Santiago. Al momento de recordar al Cardenal Silva Henríquez, el primer salesiano Arzobispo de Santiago, espontáneamente los fieles presentes manifestaron su reconocimiento con otro fuerte aplauso.
Monseñor Precht señaló: “Don Ricardo, bienvenido a su casa de siempre, cuente con nosotros como nosotros contamos con usted”.
Mensajes
En su homilía, en nuevo Arzobispo de Santiago invitó a la Iglesia de Santiago a “ser una “Iglesia contemplativa”, que en actitud orante, vaya descubriendo, en cada momento y circunstancia, el proyecto salvador de Dios sobre los hombres, es decir, el Reino revelado por el Hijo del Padre, actualizado en la celebración de los Sacramentos, especialmente de la Eucaristía, en la vida fraterna y en el servicio a los últimos”.
Luego – con un mensaje especial para cada uno- invitó a caminar en comunión a laicos, presbíteros, seminaristas y diáconos permanentes, y coronó su mensaje con un llamado: “Como Cristo, La Iglesia no vive para sí misma, sino para la vida del mundo. Como Cristo que ha venido para que tengan vida y la tengan en abundancia; como Cristo que amó hasta el extremo. Por eso, invito a todos a comprometerse para que nuestra Comunidad sea una Iglesia cercana y servidora, una Iglesia que se esmera partir y de volver a partir, desde dónde se encuentran las personas, ofreciéndoles la misma compañía que Jesús resucitado ofreció a los discípulos de Emaús”.
Una vez finalizada la Misa, Monseñor Ezzati oró ante la imagen de la Virgen del Carmen, ubicada en la parroquia El Sagrario, y luego bajó a rezar a la cripta donde están sepultados sus antecesores, entre ellos los cardenales José María Caro, Raúl Silva Henríquez, Juan Francisco Fresno y Carlos Oviedo Cavada.
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