El domingo 7 de noviembre, se celebraron dos significativos Aniversarios Sacerdotales en la Comunidad del Posnoviciado de Lo Cañas: los 10 años de Ordenación Sacerdotal del Director de la Comunidad, el P. Carlo Lira, y el primer año del P. Félix Levín.
En celebración eucarística en el Templo María Auxiliadora de lo Cañas presidida por el P. Carlo, y en la Capilla “Familia de Nazareth” de la Parroquia Jesús El Señor presidida por el P. Félix, ambos sacerdotes agradecieron a Dios por el don de la vocación salesiana sacerdotal al servicio de los jóvenes más pobres. Posteriormente, cerca de 100 personas asistieron a un cocktail y un almuerzo, que contó con la presencia del P. Inspector Leonardo Santibáñez.
A continuación reproducimos el mensaje de los salesianos en formación del Posnoviciado en agradecimiento al P. Carlo y al P. Félix por su ministerio salesiano sacerdotal.
P. Carlo Lira, sdb:
“Lo que hemos visto y oído… eso os lo anunciamos”
El Señor quiso poner al frente de esta casa al Padre Carlo, como padre, maestro y amigo, para animar y conducirnos en nuestro proceso de formación en la vida salesiana en un único camino de fidelidad al carisma de Don Bosco.
Hoy celebramos su presencia entre nosotros. El Padre Carlo encarna, por voluntad de Dios, la presencia de Cristo “que une a los suyos”, y actualiza la figura de nuestro Padre y Fundador “San Juan Bosco”. Hoy nos unimos a Él para dar gracias por el don de su vocación sacerdotal, en el 10º aniversario de su ordenación, en el contexto de la fiesta de su santo, el gran pastor de la Iglesia que fue San Carlos Borromeo.
Estos diez años de vida sacerdotal nos recuerdan la imagen con la que Jesús se refiere a sí mismo y a todos los que eligen seguirlo por el camino de las bienaventuranzas evangélicas: la imagen del grano de trigo, que para dar vida debe morir en la tierra. Pensamos y agradecemos la fecundidad del sacerdocio del Padre Carlo, en los diversos lugares donde la providencia de Dios lo ha enviado, como apóstol de Jesucristo: aquí mismo en Lo Cañas, en sus años de formación inicial; el Colegio Salesiano de Concepción, durante su práctica pastoral; en el Patrocinio de San José, como nobel sacerdote; en el Centro Educativo Salesianos Alameda, como Coordinador de Pastoral, experiencia que recuerda con mucho cariño, para posteriormente ser llamado a hacerse cargo de la rectoría y dirección del Instituto Salesiano de Valdivia. Por este camino recorrido y por sus condiciones vocacionales y profesionales, fue enviado finalmente como formador y Director al Posnoviciado, para llevar adelante el proceso de animación y acompañamiento de los salesianos más jóvenes de nuestra Congregación en Chile.
“Para que nuestra alegría sea perpetua”, Dios nos regaló en estos años la presencia y la sabia y prudente animación del Padre Carlo, desde su experiencia vital de encuentro con Cristo, desde lo que ha visto y oído, es eso lo que él comparte y vive, no lo que “le han dicho los demás”, sino su transformación íntima y personal.
Muchas veces, en estos dos años de animación, lo hemos escuchado afirmar que “Dios nos quiere felices”. Se trata, sin duda, de una convicción personal, que nos ha transmitido con sus palabras y con sus acciones.
“Dios nos quiere felices”, es decir, plenamente realizados, como personas, como cristianos, como salesianos, sin descuidar ninguna dimensión de nuestra vida. Entonces, entendemos su especial preocupación por la calidad de nuestra propuesta salesiana a los jóvenes, por la realización de un trabajo serio, responsable y sistemático, que sepa cuidar hasta los más mínimos detalles, de tal manera que nuestra vida y nuestra comunidad se convierta en una auténtica “escuela de humanización”, en la que se realicen los aprendizajes más significativos para nuestros proyectos de vida.
Gracias Padre Carlos porque su Sacerdocio impregna y llena de sentido cada una de sus acciones: las palabras con las que nos orienta, los criterios con que nos ayuda a tomar decisiones, los gestos de acogida y la delicadeza de su trato, las horas dedicadas al acompañamiento espiritual, incluso después de días reuniones y de trabajo.
P. Félix Levín, sdb: “Habiendo amado a los suyos… los amó hasta el extremo”
Celebramos también, con una profunda emoción, el primer año de vida sacerdotal de nuestro querido hermano, el P. Félix Levín.
Has elegido el lema sacerdotal de Juan 13, 1: “Habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Pero, ¿qué es amar hasta el extremo?
Amar hasta el extremo significa amar siempre y hasta las últimas consecuencias, sin reservarse nada para sí mismo, como tú lo haces. Es una donación gratuita que nos recuerda que el verdadero amor no consiste en dar cosas, sino ante todo en darse a sí mismo, vivir para el otro, vivir para los jóvenes. Creemos firmemente que Cristo hoy sigue amando hasta el extremo y sin condiciones por medio de tu persona y de tu sacerdocio. Monseñor Ignacio Ducasse, que te confirió este ministerio, te dijo hace un año en el día de tu ordenación que “el sacerdocio que llevas lo debes ejercer como oficio de amor, porque es un acto de confianza de Jesús” y tú has respondido con ese deseo de empeñar toda tu vida para gritarle al mundo que para vivir sólo Dios basta, como también dijiste ese día.
Celebramos también la dimensión “salesiana” de tu ministerio, pues todo salesiano está llamado a ser “signo y portador del AMOR extremo de Dios a los jóvenes”, especialmente a los más pobres y abandonados. Con esta característica has vivido tus años de vida salesiana y tu ministerio sacerdotal como padre y pastor.
De Don Bosco hemos aprendido que “no basta amar… es necesario que los jóvenes se sientan amados”. Para un salesiano, el amor se hace concreto, se expresa en gestos y actitudes, como las que vemos y admiramos ti:
Tu acogida y la delicadeza de tu trato;
Tu capacidad de escucha y de diálogo;
Tu mirada siempre pastoral frente a las diversas situaciones que debemos enfrentar;
Tu compasión ante nuestros problemas y el de los demás;
Tu invitación constante a vivir la formación como un trabajo interior, un camino que se hace por dentro, que se hace con Jesús, descubriendo a Jesús dentro de nosotros mismos.
¡Cuántos de los aquí presentes hemos sido testigos de estas y otras expresiones de tu corazón pastoral! Y cuántos más en tu Capilla, en la Pastoral Vocacional, en Catemu, en Valdivia, y por los diversos lugares donde pasas: en la Universidad, e incluso en la feria o en la esquina de alguna calle, donde la gente sencilla te reconoce y experimenta tu cariño paternal y donde tú siempre le prometes un recuerdo afectuoso en tu oración personal.