La semana recién pasada, la comunidad educativo pastoral de la Escuela Industrial Salesiana San Ramón de La Serena, celebró los 76 años de vida y los 49 de ejercicio del Ministerio Sacerdotal del P. Hugo Saldaño. “Dios siempre es el guía; uno debe dejarse guiar, escucharlo e ir tras él, pues ese es el camino correcto, el camino que Dios traza para cada uno de nosotros, y hoy estoy feliz de haberlo seguido”, expresó el salesiano.
En un acto realizado en el patio central, en el que participaron todos los integrantes de la presencia de La Serena, el P. Hugo se mostró emocionado por este largo camino de servicio y entrega y por el cariño de la comunidad educativa, simbolizado con el obsequio de una estola y palabras dedicadas por docentes a su labor y carácter alegre.
Una vida al servicio de Dios y Don Bosco
El Padre Hugo Alberto Saldaño Mella nació el 5 de octubre de 1934. Hijo de Lucas y Elsa, es el mayor de 13 hermanos de los cuales sólo seis viven. Ingresó a los 9 años a Salesianos Alameda, Colegio que quedaba a menos de una cuadra de su casa, “muy humilde, casa de madera con piso de tierra”. Por su buen comportamiento y desempeño estudiantil es invitado por el P. Aldo Cornejo, profesor salesiano italiano, al Noviciado de Macul y a los 11 años deja su hogar para iniciar el camino del Sacerdocio en el Seminario. “Tengo nociones vagas, pero mi madre me contaba que de niño jugaba a hacerle misa a mis hermanos, montaba un altar con un cajón y un mantel”, recuerda.
A los 25 años de edad presidió su primera Eucaristía. A pesar del tiempo transcurrido, aún recuerda su emoción y nerviosismo: “era una misa dominical y la iglesia de Macul estaba llena. Estaban todos los alumnos y mi madre, fue muy emocionante”.
De joven gozaba con el deporte, sobre todo el fútbol, el voleibol y las excursiones a la montaña. También participaba de todas las obras de teatro que montaban con sus compañeros, y sentía gran alegría de participar en los Oratorios y la Catequesis. Es en 1955, cuando se traslada al Colegio Salesiano de Concepción para ejercer como profesor, cuando descubre su gran afición: la música. “Aprendí a tocar sólo la trompeta y descubrieron que tenía habilidades musicales, de ahí en adelante me convertí en el eterno miembro del coro y el malo de las obras de teatro”.
Posterior a Concepción, fue trasladado a Catemu y luego prosiguió sus estudios en el Instituto Teológico, donde se desempeñó tres años como enfermero. En 1968 convalidó su formación docente para continuar con su labor formativa, que lo llevó a integrar varias presencias del país: Talca, Macul, Valparaíso, Concepción, Iquique, Santiago y La Serena, entre otras.
Con La Serena en el corazón
Su actual servicio de Director subrogante de la Escuela Industrial de la Serena lo asume “como Abraham, que fue padre a muy avanzada edad, así Dios ha decidido que yo sea padre nuevamente de esta comunidad”. Esta no es su primera oportunidad como Director de esta Presencia. También realizó este servicio en 1987, el que debió dejar por motivos de salud. Después de trabajar en Santiago y Concepción, nuevamente vuelve a La Serena en 1998, “lugar que cautivó mi corazón para siempre”.