En una ceremonia sencilla pero de una gran solemnidad, el Nuncio Apostólico de Su Santidad, Monseñor Guiseppe Pinto, impuso las manos y confirió el orden del Diconado a tres jóvenes teólogos salesianos, durante la mañana del sábado 11 de septiembre. Galería de fotos
Wilgen Cancio Álvarez (cubano), Claudio Cartes Andrades (chileno) y Wilmer Infanzón Yaranga (peruano), recibieron desde temprano a sus hermanos salesianos y amigos en la casa del Posnoviciado de Lo Cañas, lugar donde fue celebrada la Eucaristía en el Templo de María Auxiliadora, presidida por mons. Pinto. Concelebró por el P. Inspector Leonardo 
Santibáñez, salesianos de las presencias de Santiago y de sus alrededores, además del Vicario del Inspector de Perú, P. Jorge Atarama y del P. Ramón García Rampérez, Representante del Provincial de Las Antillas y superior de los Salesianos en Cuba.
Entre los diáconos permanentes que acompañaron la celebración, se encontraba el Rector de la Universidad Católica Silva Henríquez, Francisco Javier Gil, encargado de proclamar el Evangelio.
El Templo lucía lleno de jóvenes y miembros de la Familia Salesiana, especialmente llegados desde Catemu, presencia donde Claudio Cartes realizó su Tirocinio o Práctica Pastoral, y de la Parroquia Jesús el Señor, donde Wilmer y Wilgen realizan trabajos 
pastorales.
Además de los familiares, también se encontraban presentes religiosos y religiosas de otras congregaciones religiosas, compañeros de estudio de Wilgen, Claudio y Wilmer. Destacó el coro de la Universidad Católica Silva Henríquez que acompañó la liturgia.
Hacerse como el más pequeño
En su homilía, el Nuncio desarrolló la idea de que la condición para seguir a Jesús es Servir a Jesús, y servir a Jesús siervo quiere decir identificarse con el prójimo hasta las últimas consecuencias.
“Para quien juzgue con la mentalidad del prestigio o de la riqueza -dijo Monseñor Pinto-, el más importante es el que está sentado a la mesa, no el que sirve en ella; sin embargo, para Jesús- y esto vale también para sus discípulos- el más grande debe hacerse como el más pequeño, siguiendo el ejemplo del Maestro. En efecto, dijo, sólo quien se hace pequeño es digno del Reino de los cielos”.
Mons. Pinto también puso como ejemplo a los neodiáconos, a Sor Teresa de Calcuta y a San Alberto Hurtado, quienes siempre manifestaron que su servicio por los más pobres y necesitados tenía como base fundamental la figura de Cristo.
El Nuncio luego se centró en la vida del que llamó “uno de los más hermosos frutos de la pedagogía de San Juan Bosco: Santo Domingo Savio” y recordó sus palabras al tiempo que aconsejó a Wilgen, Claudio y Wilmer, que estar siempre alegres y ser perfectos cumplidores de los deberes, será la mejor preparación para el Sacerdocio.
Sentimientos
Antes de finalizar la ceremonia, los tres nuevos diáconos de la Iglesia se dirigieron a los presentes para agradecer su compañía y manifestar sus sentimientos en ese momento, al tiempo de agradecer a mons. Pinto por acompañar a la Familia Salesiana en tan importante momento para la Inspectoría.
Wilgen recalcó que su lema es “En el amor no hay temor”. “Hoy, una vez más compruebo que cuando uno ama al Señor, no hay temores, todo se disipa. Así es que yo me siento feliz y bendecido por mi Dios. Oren por mí, oren por mi Iglesia cubana, para que sea un santo para mis jóvenes”.
Claudio recalcó que este servicio le pertenece a la Iglesia, a su familia, a la Inspectoría “a quien agradezco y por quien me entregaré”, a los jóvenes, y a todo el pueblo de Dios.
Wilmer se encomendó a las oraciones de los presentes y agregó: “Ayúdennos a ser fieles. El lema que he escogido es “yo estoy entre ustedes como el que sirve” y estoy al servicio de todos ustedes”.
En medio de un pie de cueca ofrecido por un grupo folclórico “Aires de mi Tierra” de la Parroquia Jesús el Señor (Capillas Laura Vicuña y San Víctor), el P. Ramón García 
Rampérez, superior de los salesianos en Cuba, manifestó su alegría: “En este momento estoy colmado de gran alegría, al ver que nuestro amigo Wilgen Cancio ha logrado a lo que él aspiraba, Diácono de la Iglesia, por lo tanto, en esta vivencia y en esta experiencia de la liturgia en este día hemos sentido verdaderamente la presencia de Dios, la alegría de él y la alegría que estos dos hermanos que han participado con él y que han recibido con él este ministerio. Verdaderamente una acción de gracias a Dios y a los chilenos que han cooperado con él en estos años en que Wilgen ha estado en este país formándose para lograr esto”.
Por su parte, el Nuncio Apostólico, feliz por estos nuevos tres diáconos para la Iglesia de Latinoamérica, exclamó: “Estos tres jóvenes son como tres árboles que han brotado para la Iglesia y en este caso para la Congregación de Don Bosco, y para las Iglesias de Chile, de Cuba y de Perú. ¡Qué más queremos! Un día de alegría, un día de gran fraternidad para todos”.
 |
 |
 |
 |
