Dos de los tres sacerdotes salesianos de la Inspectoría que este año celebran sus Bodas de Oro Sacerdotales (50 desde su ordenación), pertenecen a la comunidad del Teologado Salesiano de Lo Cañas: se trata del los padres José Lino Yáñez y Maximiano Ortúzar.
El P. José Lino Yáñez nació el 1 de marzo de 1935. Conoció a los salesianos en su natal Linares. Realizó su primera profesión religiosa el 26 de marzo de 1951. Fue ordenado presbítero por mons. Augusto Salinas, obispo de Linares, en el templo parroquial de dicha obra el 29 de octubre de 1960, vísperas de Cristo Rey, que en aquella época era el último domingo de octubre.
Al ser consultado acerca de lo que significan estos 50 años de Sacerdocio, el P. José Lino manifiesta que su servicio ministerial es una acción de gracias, porque al pasar el tiempo se ha dado cuenta que todo es gracia y regalo. Indica además que lo invade un sentimiento de alegría, pues ha vivido su Sacerdocio como presencia de Dios, con regalos, con novedades para su vida. Se encuentra feliz de ser salesiano.
Finalmente señala que trabaja con alegría para hacer que las personas descubran el don de Dios en su vida y que se plasma en su proyecto de vida. “Eso es lo que la Iglesia destaca de don Rúa, vivir desde lo que uno es”, concluye.
P. Max Ortúzar
El P. Maximiano nació el 17 de octubre de 1932. Ingresó a la Congregación Salesiana en 1950. Realizó su primera profesión religiosa el 31 de enero de 1951. Fue ordenado presbítero el 30 de noviembre de 1960, por mons. Luis Emilio Tagle.
Cuando se le pregunta acerca de su Sacerdocio, indica que está contento, feliz y agradecido de Dios por haberlo llamado a la vocación salesiana. Indica también que se siente querido por la gente a la que sirve pastoralmente, como también en la comunidad del Teologado y por sus familiares. Precisa que se siente limitado como persona, pero simultáneamente en paz, pues confía plenamente en Dios, colocándose en sus manos. Comenta que la fidelidad al llamado de Dios lo ha llevado a anunciar a Dios a las personas con “calor”, con entusiasmo, para que todos seamos más de Dios. Dice llevar una vida sencilla, pues así se lo han manifestado las personas con las que trabaja en la capilla San Víctor, pues a esa vida lo ha llamado el Señor.
Fuente: Comunicaciones Teologado
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