Las Buenas noches, uno de los elementos más característicos de la vida y de la cultura salesiana, fue el objeto de reflexión de las buenas noches del Rector Mayor el jueves 22 de junio. Una práctica que corre el riesgo de desnaturalizarse y ser olvidada.
Después de finalizadas las vísperas, el P. Pascual Chávez dio el tradicional pensamiento de las buenas noches a los miembros del Consejo General, reunidos para las sesiones plenarias, y a los inspectores recién nombrados, presentes en Roma para el curso de formación. El tema de su intervención fueron las Buenas noches.
Esta tradición salesiana nace gracias a Mamá Margarita a un segundo grupo de muchachos que acogidos por Don Bosco les propuso, una noche, un breve discurso antes de acomodarlos para dormir. Cuando Don Bosco al día siguiente encontró a los muchachos serenamente dormidos, a diferencia del primer grupo que antes había huido con sábanas y cobijas, atribuyó el mérito al discurso hecho la noche anterior por Mamá Margarita.
“Las Buenas noches es ante todo un acontecimiento de familia”, precisó Don Chávez. Recordó cómo Don Bosco reservaba para sí este empeño y en caso de ausencia que lo hiciera Don Rúa para concluir la jornada. “Es entonces, tarea del padre de la comunidad, del director o del Inspector; también allí donde hay pequeñas comunidades”.
Tres son los méritos que el Rector Mayor ha indicado en la práctica de las Buenas noches. El primero es de dar paz al corazón al concluir la jornada. “Estamos acostumbrados a vivir con un ritmo intenso y veloz. Hoy el gran peligro es la hiperactividad, una nueva idolatría que al final de la jornada nos deja frecuentemente con un cierto sentido de frustración, de cansancio físico, de stress psicológico y de vacío espiritual. Las buenas noches es un momento que ayuda a los hermanos a poner en paz sus propios corazones”.
Las Buenas noches ayudan a recuperar el centro y la unidad de la vida. “Al final de una jornada hemos hecho y sentido tantas cosas; las buenas noches ayudan a hacer síntesis evitando la dispersión y la fragmentación”.
Las Buenas noches enseñan a hacer una lectura cristiana de los acontecimientos vividos. “No es solamente decir una buena palabra, dar una información o un buen mensaje, sino hacer una lectura creyente de la vida, de la historia”. Esta peculiaridad evita, así, la dicotomía entre la historia y la vida espiritual. “Es muy importante ayudar a quién se tiene al lado a hacer una lectura creyente de la historia”.
El P. Pascual señaló cómo los elementos indicados en la misma práctica de las Buenas noches ayudan a crear una verdadera y propia cultura salesiana, un modo salesiano de mirar la realidad, afrontar la vida y de hacer progresar las relaciones al interno de la comunidad.
“Si dejamos caer la práctica de las Buenas noches los hermanos vivirán siempre más en el individualismo, en la soledad. Debemos retornar a la tradición de Valdoco y dar vigor y significado a la práctica de las buenas noches. Las buenas noches es uno de los tratados más característicos de los salesianos, una práctica típicamente nuestra, no presente en otras Congregaciones. Es una de los elementos más preciosos que nosotros debemos conservar”.