Iglesia.cl, portal de la Conferencia Episcopal de Chile, ha publicado una entrevista a Sor Lidia Castro, religiosa Hija de María Auxiliadora que realiza un servicio misionero en Sudáfrica.
Reproducimos a continuación el artículo:
La hermana Lidia Castro, religiosa Hija de María Auxiliadora, llegó en 1996 a Sudáfrica, como misionera. En pleno ambiente mundialista, dice que hay un clima de unidad nacional, pero que es superficial, y que aún se palpa el apartheid. También se refiere al tráfico de niños y jóvenes para el comercio sexual.
A medida que se acerca el inicio del Mundial de Fútbol, los chilenos aprendemos cada vez más de su sede, Sudáfrica. Y la empatía es mayor si se trata de los habitantes de Nelspruit, localidad donde se aloja la selección chilena, donde el equipo de Bielsa se siente prácticamente de local, gracias al incondicional apoyo de los sudafricanos.
Quisimos tener otra visión de este país de parte de una chilena, la hermana Lidia, y de las expectativas de los sudafricanos frente los eventuales beneficios económicos y sociales de la competencia mundial. Para ello realizamos la siguiente entrevista a esta monja salesiana.
¿Cuál es su labor pastoral, dónde la desarrolla y cuáles son las características sociales, culturales y económicas de la gente a la que sirve?
Mi servicio en la Iglesia local es educativo. Nosotras, las Hijas de María Auxiliadora, nos dedicamos a la educación de los jóvenes y niños, especialmente los más necesitados. Lo hacemos a través de programas educativos, escuelas, talleres y oratorios que, en distintos modos, promueven la formación de buenos cristianos y ciudadanos honestos. Nuestra escuela está ubicada en un entorno rural, en medio de una comunidad Shangani. Es una cultura muy acogedora, con la sonrisa siempre en los labios, trabajan como hormiguitas, las mujeres visten con colores llamativos, viven de pequeñas ventas de frutas tropicales y verduras. La población es numerosa, pocos logran terminar estudios superiores, no hay escuelas técnicas. ¡Nosotras estamos soñando una! Los católicos son la minoría y se usa mucho la poligamia. Por supuesto, el SIDA es el asesino silencioso de muchos jóvenes y jóvenes adultos, por lo que el porcentaje de huérfanos es muy alto.
¿Desde cuándo está allá? ¿Qué familia dejó en Chile?
Yo llegué a Malamulele en febrero del año pasado. Este año vinieron a vivir conmigo otras dos hermanas, una del norte de la India y otra de Zambia. Trabajamos juntas en la escuela y en otras actividades. A África llegué en 1996, primero a Zambia y luego, en el 2004, a Sudáfrica. Mi familia está toda en Chile, dejé allí a mis queridos mamá y papá, quien falleció hace ya casi un año… luego están mi hermano mellizo, Gonzalo, y Carmen, mi hermana menor, todos en Rancagua. También tengo tíos, tías y primos, y amistades a quienes quiero mucho y con quienes estoy unida en modo muy especial y espiritual.
¿Hay muchas esperanzas entre la población sudafricana de que este mundial les signifique mejores oportunidades de desarrollo o de bienestar económico?
Ciertamente para la economía sí. Están llegando entre 300 mil y 350 mil personas para participar en el mundial. Lo cierto es que el país ha desarrollado grandes progresos, dando trabajo a miles de personas en la preparación de este evento, renovación y construcción de nuevos y fantásticos estadios, renovación de carreteras, el transporte público ha mejorado un poco y se han creado muchas nuevas posibilidades de alojamiento, de todo tipo y calidad. La industria turística local ha desplegado toda su creatividad, promoviendo variados proyectos para satisfacer a los visitantes. ¿Qué va a ser de esta gente después del mundial, cuando la fiebre baje y las visitan se vayan? Es un triste dilema, y ya les podré contar más adelante.
¿Qué aspectos positivos y negativos capta usted que la sociedad sudafricana ve en este mundial? ¿Cómo lo ve usted misma?
Me parece que el aspecto más positivo es la cohesión, la unidad que esta experiencia brinda a la gente. Pero lo mismo es preocupante, ya que es una unidad relativa y superficial. La sombra del apartheid aún es muy profunda, la ola xenofóbica de hace unos meses está latente… como real y triste es el tráfico de niños y jóvenes para usarlos en el “sex market” o para traficar órganos… Ojalá el buen ánimo de celebrar juntos se pueda mantener, Dios quiera que así sea, pero hay mucho temor para el después, violencia, rechazo al extranjero, sobre todo cuando proviene de los países vecinos… en fin, esperemos lo mejor. Que este Mundial de Fútbol sea fuente de comunión y progreso. Que el Espíritu de justicia y paz contribuya en la prevención, control y lucha contra el crimen y la corrupción, gamberrismo en todas sus formas, la explotación y el abuso, sobretodo de aquellos más vulnerables.