Pese al cansancio y las dificultades que debieron sortear en terreno, los cerca de mil voluntarios de la Universidad Católica Silva Henríquez que participaron en la “Operación Buen Samaritano”, regresaron muy contentos el domingo 2 de mayo. El último bus llegó a la Casa Salesiana de Estudios Superiores cerca de las 23:30 horas.
Muchos familiares esperaban recibir a los jóvenes. Destacaron la iniciativa realizada por la universidad y la ejemplar mirada de solidaridad que se puso en práctica con esta campaña.
Las autoridades de la UCSH también se encuentran muy satisfechas con el esfuerzo y compromiso demostrado por los voluntarios, ya que se entregaron por completo para ayudar a las familias que lo necesitaban. Así lo manifestó esta mañana el Rector Francisco Javier Gil, quien recorrió junto al Vicerrector Académico, Rodrigo Fuentealba, todos los lugares de trabajo, sobre todo los últimos días, estando en permanente contacto con los voluntarios.
“Se generó una mística de trabajo, señaló el Vicerrector Académico, junto con destacar que con esta campaña la UCSH tuvo la oportunidad de poner en acción su misión institucional, así como redimensionar la relación que mantiene con su entorno y con el medio externo.
ESFUERZO DIARIO EN EL TRABAJO
Hasta medianoche trabajaron muchos voluntarios de la Operación Buen Samaritano, con el fin de avanzar lo que más pudieran en la construcción de mediaguas. Eso en el caso de aquellos que lograron conseguir algo de iluminación, pues la mayoría de las construcciones debieron levantarse en zonas rurales y alejadas de los pueblos.
Fue el caso de los voluntarios que ayudaron en Tomeco (Yumbel), donde hasta las 12 de la noche del jueves 29 de abril continuaban terminado la mediagua de la señora María Purísima Pérez, alumbrados por una sola ampolleta.
“Los chiquillos se han portado excelente, claro que al principio les costó porque la tierra es mala y los pobrecitos tenían las manos con ampollas. El de arriba es el que les va a pagar porque yo no tengo nada. Estoy muy agradecida, nunca pensé que me iban a dar esto. Ahora estoy durmiendo en un corredor, después me voy a cambiar y si Dios quiere cuando me paguen voy a comprar planchas y la voy a forrar. Me va a quedar estupenda”, contó entusiasmada la señora María.
Si bien los trabajos se desarrollaron con relativa normalidad, pese al frío, las incomodidades y la falta de alimento que en muchos casos debieron enfrentar los voluntarios, el principal problema registrado para avanzar fue el retraso en la entrega de mediaguas. Tanto es así, que los voluntarios destinados a la localidad de Quilaco abandonaron el lugar, pues las mediaguas destinadas a la zona llegaron recién el viernes. La decisión entonces fue sumarse a los compañeros de Tomeco, donde había mayor necesidad de mano de obra, tal como señaló Nicolás Vicencio, estudiante de Ingeniería Comercial, quien además se refirió a las dificultades geográficas del lugar, que complejizaron aún más la labor, no así las ganas de ayudar: “Había una casa literalmente en la punta del cerro, tuvimos que subirla con bueyes y nos demoramos como tres horas, pero la dejamos donde debía estar”, señaló.
En el caso de Quillón, donde los voluntarios pernoctaron en el Club Deportivo, la demora en la entrega de mediaguas también fue un problema para avanzar, pero además, muchas veces se vio afectado el estado anímico y la convivencia entre los integrantes de las cuadrillas. Claro que esto se revertía en el mismo momento en que las casas de emergencia llegaban y había que empezar a construir. Así lo relató una de las religiosas de la universidad que estuvo apoyando en la zona y que se impresionó con la pobreza del lugar y con muchas familias que vivían en casa menos dignas que una mediagua.
Esta voluntaria, estudiante de Pedagogía en Educación Diferencial, destacó también lo importante que fue el trabajo conjunto con los militares y cuánta ayuda recibieron por parte de ellos para realizar de mejor manera las construcciones. “Ellos nos enseñaron, dijo, y nos especializaron en distintas labores”, agilizando el trabajo. Así por ejemplo, ella y otras compañeras religiosas, se dedicaron única y exclusivamente a cargar y descargar mediaguas desde los camiones.
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