Luego de varios días de temporal, con lluvia y vientos, el sábado 7 de noviembre el cielo de Valdivia aclaró y dejó salir el sol para la dar la bienvenida a dos nuevos sacerdotes para la Iglesia y la Congregación Salesiana: Juan Miguel Cárcamo Chamorro y Félix Daniel Levín Alvial. Ambos recibieron el orden presbiteral por imposición de manos de Mons. Ignacio Ducasse Medina, Obispo de Valdivia. La ceremonia se realizó en esta sureña ciudad por ser Juan Miguel parte de la Comunidad religiosa de esa presencia salesiana, y Félix, hijo de esa tierra.
Juan Miguel eligió el lema sacerdotal “Permaneced en mi amor” (Jn 15,9) y Félix “Habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn, 13,1). Con estos dos nuevos sacerdotes, suman seis las ordenaciones en estas últimas tres semanas, junto a los nuevos padres Erick Oñate, José Toledo, Pedro Carrera y Sebastián Muñoz.
La Catedral de la ciudad se repletó: amigos, familiares, alumnos, apoderados, conocidos, Hijas de María Auxiliadora, hermanos salesianos llegados de Antofagasta, Santiago, Talca, Puerto Montt y Punta Arenas, sacerdotes diocesanos y de otras Congregaciones llegaron para ser testigos de esta nueva ofrenda para el Señor.
Estuvieron allí ocho salesianos que fueron directores de la presencia salesiana de Valdivia: P. Simón Kuzmanic, P. Max Ortúzar, P. Alfonso Horn, P. Patricio Saavedra, P. Ángel Mercado, P. Patricio Troncoso, P. Carlo Lira y el actual director P. Carlos Aguilera.
Toda la comunidad educativo-pastoral del Instituto Salesiano de Valdivia trabajó intensamente para que la ceremonia, y las posteriores celebraciones ofrecidas, resultaran lo mejor posible y fuera un momento inolvidable. Semanas antes, los alumnos de Primero Básico habían realizado algunos dibujos para celebrar al P. Juan Miguel, y fueron las profesoras y los niños de kínder los encargados de realizar los recuerdos de la ordenación. Para todos resultaba extraordinario acompañar al Coordinador de Pastoral y a un antiguo alumnos en tan importante paso. Por lo tanto, fue un fin de semana de fiesta.
Sin duda uno de los momentos emocionantes para los ordenandos fue la investidura de la estola y casulla de manos de sus familiares más directos y de sus padrinos, sacerdotes que ellos mismos eligen por ser significativos en sus vidas. En este caso, el P. Félix solicitó al P. José Lino Yáñez y el P. Juan Miguel a los sacerdotes Max Ortúzar y Severino Tardivo.
Palabras de Monseñor Ducasse y de los ordenados:
Durante su homilía, y refiriéndose al Evangelio leído que relataba el momento en que Jesús lava los pies a sus discípulos, el Obispo señaló a los ordenandos que este gesto de Jesús “no sólo hace nacer nuestro deseo de servir a los hombres, sino también, orientar ese deseo y, al mismo tiempo, ayudarnos a no desperdiciar ninguna ocasión para servir, ninguna ocasión para entregarnos”.
Luego mons. Ducasse los invitó a ajustar la propia vida a la del Señor, para que a imagen del Buen Pastor, el amor fraterno expresado en ellos en el servicio mutuo y en la humildad, sea de verdad de alma y se constituya en la estructura básica de toda comunidad religiosa, donde estén destinados y de cada uno de los presbiterios que desde ahora forman parte.
Mons. Ducasse también llamó a los presentes a acercarse a estos nuevos sacerdotes “para escuchar de sus labios la Palabra de Dios; para recibir de sus manos la bendición; para que nos entreguen el pan de la Eucaristía, el gozo del perdón y el consuelo de la unción”.
Luego agregó: “Queridos hermanos sacerdotes aquí presentes, recreemos nuestra vocación y vidas sacerdotales contemplando a Cristo en su entrega al Padre y a los hermanos. Y a los nuevos padres le recordó el programa de vida propuesto por Jesús en el lavatorio de los pies a los apóstoles: “Les he dado ejemplo, para que también ustedes hagan como yo he hecho”.
Finalmente, los nuevos sacerdotes agradecieron a quienes hicieron posible llegar a dar este paso. El P. Félix dijo emocionado: “quiero agradecer a mis papás que hoy se han unido a esta ordenación celebrando esta Eucaristía desde la Iglesia celestial. ¡¿Quién iba a pensar, Señor, que desde el primer beso de amor que se dieron, Tú ya me estabas llamando?!”. Luego dio gracias al Señor “porque me formaste y me transformaste en sacerdote. Gracias por llamarte a seguir y a escuchar a tu Hijo, único sacerdote. Quiero empeñar toda mi vida para gritarle al mundo que para vivir, ‘Sólo Dios basta’”.
El P. Juan Miguel por su parte, luego de agradecer a Dios, a su familia, a la Iglesia, a sus amigos y a la Congregación Salesiana, exclamó con emoción: “en este día no puedo dejar de gritar a los cuatro vientos mi oración de gratitud a los queridos jóvenes y niños. Como diría nuestro padre Don Bosco ‘con ustedes me encuentro bien’ y realmente son unos ladrones, porque también a mí me han robado el corazón. Gracias por ayudarme a querer aún más el carisma que nuestro Padre San Juan Bosco nos dejó”.
Félix y Juan Miguel presidieron sus primeras Eucaristías el domingo 8 en la Parroquia Preciosa Sangre y en el Colegio Salesiano, respectivamente. Fueron ceremonias emotivas con mucha participación de las comunidades y de sus familias, que entregaron en ambas como ofrendas, zapatos que usaron en su vida, tierra y flores de sus hogares.
Organizado por la comunidad educativo pastoral del Colegio, los nuevos salesianos sacerdotes compartieron, el sábado con sus familiares y amigos, y el domingo con la comunidad del colegio, almuerzos en un bello paraje de Punucapa, en medio del campo a 17 kilómetros del centro de Valdivia.