Cerca de 200 jóvenes participaron, el sábado 12 de septiembre, en la VII Jornada de Espiritualidad Salesiana, encuentro organizado por los integrantes de la Comunidad del Posnoviciado Salesiano con la ayuda del Noviciado de las Hijas de María Auxiliadora.
Los participantes llegaron procedentes de las comunidad SDB y FMA desde Talca a Catemu. Explican los organizadores que los muchachos reflexionaron en torno a la experiencia de ser semillas del gran movimiento que es la Familia Salesiana. Se les mostró la importancia que tienen de ser protagonistas y cofundadores de la Misión Salesiana y tuvieron la oportunidad de tener un encuentro con Cristo al estilo salesiano, en medio de cantos y juegos.
A primera hora del día comenzaron a llegar los participantes. Lo primero en el programa fue un show de bienvenida, seguido de la presentación del equipo coordinador de la Jornada. Posteriormente los participantes fueron divididos en comunidades para dar paso al momento de formación 1: “Don Bosco nos ha tatuado en el corazón”, instancia que tuvo como eje motivador la experiencia del Beato Alberto Marvelli al conocer la figura de Don Bosco.
Tras un tiempo de esparcimiento por comunidades, se inició el segundo momento formativo, Don Bosco escuela 2: “Bkn o no, está es mi tierra”, que contempló un foro sobre la experiencia de cómo Dios siembra la semilla desde la propia realidad. Los invitados para este momento fueron la voluntaria de Don Bosco Carola González y el estudiante de teología cubano, Wilgen Cancio.
Luego del almuerzo, se dio paso a los juegos guiados por el equipo de animación de la JES. Le siguió una liturgia de la palabra y se concluyó con la celebración de la Eucaristía presidida por el P. Inspector Leonardo Santibáñez, quien recordó que “todos estamos llamados a la santidad”.
El Director de la casa del Posnoviciado, P. Carlo Lira, y el equipo coordinador, agradecen la disposición y el ánimo de los participantes, y a todos quienes colaboraron con la organización y ejecución. Además evalúan positivamente la experiencia y quedan con la esperanza de que cada joven sea un sembrador de nuevas semillas, para hacer vida al Cristo joven al estilo de san Juan Bosco.