Era el encuentro que no podía faltar: el de Don Bosco con los jóvenes, los que llevan adelante el Movimiento Juvenil Salesiano, MJS, y el JUSAM, de las Hijas de María Auxiliadora. Aunque la hora prevista para el comienzo era las 6 de la tarde, ya temprano comenzaron a llegar los jóvenes al gimnasio del Liceo Arriarán Barros de
La réplica de la urna permaneció tapada de globos en gran parte del encuentro, mientras los convocados repasaban pasajes de la vida de Don Bosco, en especial del Sueño Misionero, donde el Santo visita Chile, todo mezclado con cantos a cargo del grupo Caetera Tolle, y animados por el salesiano Rafael Muñoz y Sor Beatriz Miranda.
El P. Juan Carlos Zura, Delegado de
Luego, dirigiéndose a los presentes animó: “Jóvenes que son el rostro joven de la familia salesiana; Don Bosco, padre amado: ¡hagamos fiesta en esta tarde porque este encuentro tan esperado se ha hecho realidad y estamos felices de ser sus invitados de honor y sus protagonistas!
Luego de ello, los niños de Infancia Misionera tuvieron la labor de descubrir la urna quitando los globos, en medio de gritos de alegría y aplausos de saludo. Y como no debía faltar, pasando a la calma, se dio el momento a
El P. Inspector, Leonardo Santibáñez, se dirigió luego a quienes compartían la fiesta y reflexionó: “Al acompañarlos esta tarde, no podría dejar de pensar en lo que le pasó a nuestro Padre, cuando reunía a sus jóvenes para entretenerlos, confesarlos, enseñarles catequesis y celebrar con ellos
“Don Bosco nos invita a mostrar un nuevo rostro de Jesucristo- señaló- un rostro más atractivo, es el desafío que los sdb y las hma han llevado adelante ante tantos falsos dioses: presentar el rostro del buen pastor, el que da la vida por sus ovejas. Hoy, que están presentes muchos jóvenes de Santiago y sus alrededores, les recuerdo que entre ustedes hay muchos jóvenes que no conocen a Jesucristo encarnado en nuestro Padre Don Bosco, a ellos ustedes debe llegar”.
Finalmente el P. Provincial recordó que Don Bosco es un Santo alegre que supo compartir con los jóvenes, y los invitó a acompañar esta peregrinación mundial, uniéndose espiritualmente a tantos jóvenes de otros países que lo van a recibir.
Finalizada la fiesta, la urna regresó al templo Don Bosco, en medio de un pasillo conformado por todos los jóvenes con velas entre sus manos.