El martes 19 de mayo,
El texto- cuyo equipo realizador está integrado por sociólogos y trabajadores sociales vinculados al Centro de Estudios en Juventud (CEJU) de
El primero en comentar la obra fue Decio Mettifogo, Jefe Área de Prevención de CONACE, quien partió relevando la importancia de estudios de este tipo, “que incorporan sujetos particulares desde el punto de vista del análisis, no sólo el fenómeno de la droga con un fenómeno sin distinción“.
Asimismo, destacó algunos aspectos del libro, como “el análisis que se realiza respecto de los factores de riesgo, cómo opera el tema de la familia, tanto como factor protector pero también eventualmente como factor de riesgo; el tema de los amigos visualizado por los jóvenes como factor protector y también como factor de riesgo; pero particularmente destacar lo que los autores denominan el contexto poblacional, que es signado por las personas que participan en el estudio simplemente como factor de riesgo”.
Mettifogo señaló que el texto es un aporte importante a la discusión sobre estrategias con jóvenes, pues “contribuye de manera importante a identificar con más claridad cuál es la población, cuáles son sus sentidos, cuáles son sus factores de riesgo y por otra parte tenemos una experiencia de intervención a nivel nacional”.
El libro también fue comentado por Dina Krauskopf, Encargada del proyecto de jóvenes para América Latina de FLACSO, quien destacó que el libro es “la construcción de un saber para contribuir. Este libro ofrece un abanico de caminos para comprender los fenómenos y enriquecer las perspectivas de comprensión y protección de los jóvenes y su vinculación con las drogas”.
La profesional resaltó además la claridad del texto, cuyos ejes de trabajo habitualmente están distorsionados en la mirada pública. “Esta diferencia que se va relatando de hablar de consumo preferentemente y no de drogadicción, ya implica una claridad que habitualmente en la opinión pública no la encontramos y que conduce a la estigmatización”, precisó.
Antecedentes
El texto está basado en una investigación sobre uso y abuso de drogas que convocó hace cuatro años
Los entrevistados de este estudio se diferencian a sí mismos en cuatro grupos: “No consumidores”, “consumidores experimentales”, “consumidores de fines de semana” y “consumidores habituales”. Cada uno de estos grupos posee un discurso diferente, pero los factores que se identifican presentan una doble contingencia, pues pueden ser protección o riesgo indistintamente. En general a todos los entrevistados les influyen los mismos factores, pero depende de su énfasis. La familia o los amigos, por ejemplo, pueden proteger del consumo o inducir al consumo.
Algunos resultados porcentuales del estudio:
El 84,2% de los hombres que fuman marihuana algún amigo lo ha invitado a consumir. Dentro de las mujeres invitadas a consumir y que han consumido marihuana (63,9%), se sube al 75% si se tiene una mala relación con los hermanos. A su vez, el 80% de lo que han fumado marihuana creen que disfrutar el consumo compensa el riesgo, lo que crece a un 89,3% en los que suman a lo anterior, el ver el consumo como poco o nada peligrosa.
El porcentaje de los que han consumido cocaína alguna vez, es mucho mayor entre quienes han recibido una invitación de sus amigos a consumir drogas (26,7% ha consumido, contra un 7% que nunca ha sido invitado pero ha consumido). Dentro de los han sido invitado, esta situación es más notoria en los hombres que en las mujeres, 36,6% contra un 16,0%. En los hombres, además, el no pertenecer a una organización social hace subir a un 42,5% el porcentaje de consumidores de cocaína.
En quienes consumen pasta base de cocaína, un 45,3% indica que sus padres no se interesan por sus actividades (contra un 9,1% que cree que sus padres si se interesan por ellos). Dentro de los que indican que consumen, pero sus padres se interesan por ellos, se sube al 12,2% si no están muy satisfechos con la vida que llevan, lo que a su vez sube al 15,5% si se agrega a los anteriores, el considerar que no se tiene control sobre la propia vida.