Falleció el P. Carlos Alonso Duro

0703_01.jpgA las 19.15 hrs. de este viernes 6 de marzo, falleció producto de un infarto al miocardio el P. Carlos Alonso Duro, miembro de la comunidad Felipe Rinaldi. El P. Carlos residía hace varios años en la Casa de Salud, postrado a causa de su deteriorado estado.

El sábado se celebrará una Eucaristía a las 12.00 hrs. en la Casa Rinaldi y posteriormente su cuerpo será trasladado al templo de la Gratitud Nacional, donde será velado.

La información preliminar respecto del funeral es que se celebrará el domingo 8 de marzo a las 14.30 hrs. en la Gratitud, sin embargo, todavía no está confirmado. De ser confirmada la información será comunicada oportunamente por este medio. Posteriormente, sus restos mortales serán trasladados al mausoleo de la Congregación Salesiana del cementerio católico.

A continuación reproducimos el artículo publicado en el Boletín Salesiano en 2007 con ocasión de las bodas de oro sacerdotales del P. Carlos.

Bodas de Oro del Padre Carlos Alonso:
Por amor a la Iglesia, la Congregación y la Patria
Área de Comunicación

“En nuestra Inspectoría Salesiana Chilena tenemos a un gran hermano cumpliendo 50 años de Ordenación Sacerdotal: El padre Carlos Alonso Duro” recuerda el Padre Antonio Larraín, Director de la Casa Felipe Rinaldi. Es que el Padre Alonso se encuentra en esa comunidad salesiana desde 1998, aquejado de un duro mal que nos impide entrevistarlo. Sin embargo, Boletín Salesiano rendirá un homenaje a las Bodas de Oro de este querido salesiano, a través de testimonios que reflejan su figura y labor durante todo este medio siglo de sacerdocio.

El P. Carlos nació en Escalonilla de Toledo, España, el 12 de julio de 1930, y luego de realizar sus estudios primarios y secundarios en su tierra, hizo su noviciado en Mohernando de Guadalajara, en Castilla, el año 1948. Profesó como Religioso Salesiano en Salamanca, el 16 de agosto de 1949.

Cuando estaba haciendo su Tirocinio, solicitó a sus superiores que lo enviaran a misiones, siendo destinado a la Inspectoría San Gabriel Arcángel de Chile, a donde llega el 30 de diciembre de 1953.

Recibió su Ordenación Sacerdotal en la Gratitud Nacional de Santiago, de manos del Nuncio Apostólico de esa época, Monseñor Sebastián Baggio, el 30 de noviembre de 1957.

En la voz de sus hermanos

La personalidad del Padre Alonso y su amor por la Congregación, no han pasado nunca desapercibida.

Recuerda el Padre Natale Vitali: “El P. Carlos tiene un corazón de niño en un cuerpo de adulto. De aspecto imponente, a lo mejor a algunos ha llegado a espantar, además de su vozarrón muy “castizo”. Sin embargo siempre me llamó la atención su disponibilidad para ayudar, para hacer trámites, para ayudar a jóvenes necesitados, y el amor por la Congregación, se enojaba cuando alguien hablaba mal de los salesianos”.

Añade el Padre Larraín: “Ha sido uno de los grandes relacionadores públicos que ha tenido la Congregación en Chile, servicial y muy fino en el trato con la gente, lo que lo ha ayudado en esta misión. Además de su amor a la Congregación es un gran amante de sus raíces españolas, lo que lo llevó a ejercer su labor sacerdotal con miembros de la Embajada y Consulado de España en Chile, y ser Capellán del Club deportivo Unión Española y de varios de sus deportistas. Aparte de ello también se recuerda su labor con los miembros de la Dirección de Aduanas de Santiago, quienes siempre preguntan por el P. Alonso. También acompañó al Cardenal Silva en muchos de sus viajes”.

Un salesiano que conoció muy bien al Padre Carlos Alonso, es el actual párroco de Nuestra Señora de la Paz de Alto Hospicio, Padre Juan Carlos Favaretto, quien señala que a pesar de compartir poco en la misma comunidad, recuerda claramente muchos aspectos que lo destacan:

“Lo conocí primero como Consejero escolar en diferentes colegios, luego como ecónomo en algunas de nuestras Obras y, por fin, como colaborador del Economato inspectorial: en todos estos cargos ha servido con generosidad y entrega total la misión salesiana.

Continúa el Padre Favaretto: “Recuerdo con emoción tres características de su personalidad:

Primero, su indiscutible liderazgo entre los jóvenes cuando ha ejercido el cargo de consejero escolar. Era el centro de la actividad del colegio, el punto de referencia para jóvenes, salesianos y apoderados. Las innumerables actividades organizadas por él, le infunden una mística especial, hecha de orgullo y a veces con rasgos de casi fanatismo, a toda la comunidad: campeonatos deportivos, rifas gigantes, teatro, giras culturales y recreativas, iniciativas para lograr una siempre mejor calidad académica, animadísimos campeonatos deportivos. Carlos ha sido un volcán siempre en actividad. Se constituyó, sin duda, en una figura muy significativa, punto de referencia para toda la comunidad educativa.

Una segunda característica que siempre me llamó la atención es su capacidad de amistad. Es el amigo cercano, fiel, alegre, chacotero, crítico, rezongón, con la talla a flor de labios, a veces duro y exigente, pero siempre fiel y sumamente generoso.

Finalmente, su vida espiritual. Carlos aparecía como el hombre siempre en actividad, jamás descansando, ya sea en la Comunidad como en el entorno de la Colonia española o el mundo del fútbol que tanto lo atraía. Tanta actividad podría haberlo transformado en alguien superficial o simplemente un activista. Sin embargo, una sólida vida espiritual le ha dado sentido a todo lo que él hacía. Es una espiritualidad muy acorde con sus características caracterológicas, sin emociones aparentes o sensiblerías, muy recia y hecha de cosas esenciales, basada especialmente en las prácticas de piedad diarias y en el rezo personal del Rosario. Recordaba con agrado su vida de alumno en el Aspirantado salesiano donde aprendió el amor a María Auxiliadora y a don Bosco, un valor que, según nos confidenciaba, lo ha acompañado en su vida salesiana”.

Su cruz y valor

La situación que el Padre Alonso vive al momento de cumplir sus Bodas de Oro, lejos de causar aflicción entre sus hermanos, los hace admirarlo más. Como muestra, vale mirar los testimonios recogidos. Dice el Padre Inspector: “El Señor lo encontró y lo purificó con una enfermedad lenta que ha abatido su espíritu fuerte y combativo”.

Agrega el Padre Favaretto: “El martirio que Carlos está sufriendo en estos años de enfermedad, me permite aquilatar más aún el verdadero valor de este gran hermano quien me honra con su amistad”.
 
Y el Padre Antonio Larraín, quien comparte su vida día a día cuenta: “No tuvo problemas al recibir de Dios la cruz de la enfermedad que lo tiene en cama en la casa de Salud desde 1998. Tal como en los mejores momentos de su misión sacerdotal, hoy vive así su Consagración y Ministerio, rogando por su Iglesia, por su querida Familia Salesiana y por su familia en España”.