¿Puede haber una santa con 12 años? Fue la reflexión primera del P. Carlos Cox, Director de
Y la respuesta del P. Carlos ante la pregunta fue un rotundo Sí, porque, según explicó, a pesar de estar recién despertando a la vida, recién forjando el carácter y las relaciones con los demás, está claro que puede haber una santa a los 12 años, como Laura, porque para ser santos la condición fundamental es “tener un gran corazón de niño”. “Eso Jesús lo vivió y lo transmitió cuantas veces pudo, por ejemplo, cuando dijo: ‘El que no tiene espíritu de niño no entrará en el reino de los cielos (Mc 10) o cuando reprende a los apóstoles porque no dejaban que los niños se les acerquen”.
Participaron en la celebración un grupo multitudinario de fieles del Santuario de Renca, miembros de
La celebración de
Hacia el final de la celebración, Mauricio Domínguez, Gerente General de
Ser plenamente niños
“Para ser plenamente santos necesitamos ser plenamente niños, y ser plenamente niños significa percibir, saber y gustar que Dios tiene un plan delicado con cada uno de nosotros, que cada uno de nosotros es una criatura predilecta de Dios, en lenguaje chileno, que Dios busca regalonearnos en medio de la vida, y cuando uno es capaz de percibir a un Dios que nos regalonea en medio de la vida, puede haber muchas tragedias humanas, como las tuvo Laura: haber perdido a su padre, tener que dejar su lugar de nacimiento, tener que dejar su patria, tener que vivir la pobreza y sobretodo las amenazas y golpes, pero a pesar de eso tuvo una vida distinta porque se supo profundamente niña y profundamente cercana y querida por Dios y María, lo que dio paso a la plenitud de la vida y la perfección del amor que significa la santidad”, explicó el P. Carlos.
Reparó en el hecho de que, de los santos que Dios ha regalado al pueblo de Chile, dos de ellos, el P. Hurtado y Laurita, vienen de situaciones familiares difíciles, con madres viudas y todo lo que significa que la progenitora en soledad enfrente la subsistencia y educación de los hijos, a pesar de contar con el apoyo de demás familiares. “Pero la clave es que fueron sanados, elevados por una iglesia, que de esas heridas familiares, les acompañó para tener familias y hogares santos”.
El P. Carlos destacó también en la vida de Laura, la incidencia de las hijas de María Auxiliadora en la educación y acompañamiento. Recordó el saludo escolar enseñado por las hermanas a la beata: Viva Jesús en nuestros corazones, y una de las jaculatorias preferidas de Laurita: Soy tuya Madre mía.
Indicó también el P. Carlos que lo fantástico de lo experimentado por Laura es que no quedó en la recamara de su corazón, sino que permitió despertar la fe de su madre. “La fe se transmite por el contacto vital, un fuego enciende a otro fuego. El fuego que había en ella (Laura) le permitió a su madre volver a saberse hija querida de Dios, levantarse y comenzar a vivir nuevamente como esa hija pródiga que vuelve a recuperar su dignidad y sentido de vida”.
Antes de la celebración de