Mons. Vargas: “Una vocación semejante es un hermoso don del Señor y una tremenda urgencia para la Iglesia”

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Ocho nuevos diáconos para la Congregación Salesiana y la Iglesia fueron ordenados el pasado sábado 6 de septiembre. Los estudiantes de Teología Juan Miguel Cárcamo, Pedro Pablo Carrera, Félix Levín, Sebastián Muñoz, José Toledo y Erick Oñate de la Inspectoría de Chile y Gonzalo Echegaray y Elmer Jaramillo de la Inspectoría del Perú, recibieron la orden de la Diaconía conferida por imposición de manos del Obispo de Arica Mons. Héctor Vargas Bastidas.

La Eucaristía, que se realizó en el tempo María Auxiliadora de Lo Cañas, fue concelebrada por los Provinciales de las Inspectorías de Chile, P. Leonardo Santibáñez; P. Vicente Santilli del Perú; P. Walter Jara del Paraguay y P. Héctor Rodríguez, delegado del Inspector José Ramírez de las Antillas; más una gran cantidad de salesianos de las distintas presencias del país.

0809_05.jpgPadres, familiares y amigos repletaron el templo y emocionaron a los nuevos diáconos con cariñosos abrazos y manifestaciones de alegría al término de la ceremonia, y transformaron el frío clima de la noche, en un cálido ambiente lleno de buenos augurios para los ordenados.

Al término de la celebración, el P. Inspector Leonardo Santibáñez señaló que la ordenación de estos nuevos ochos diáconos es muy importante para la Inspectoría por el servicio que ellos pueden prestar. “Son personas que, me parece, reúnen las cualidades para ser buenos servidores de sus hermanos”, agregó.

Durante su homilía, mons. Vargas recordó los orígenes de la Diaconía, presente en el Evangelio, cuando los Apóstoles, a los que estaba encomendado sobre todo la oración y el servicio de la predicación, decidieron crear un grupo de siete personas que aseguraran una distribución justa a los necesitados. “Éstos debían ser, al mismo tiempo, hombres llenos de Espíritu y de sabiduría”, explicó Mons. Vargas.

El Prelado recordó a los ordenandos que “en el mundo y cultura que vivimos, tan individualista, competitiva e indiferente, una vocación semejante es un hermoso don del Señor y una tremenda urgencia para una Iglesia que anhela ser discípula, misionera y samaritana”.

0809_06.jpgLes señaló también que la clave de la actitud más adecuada para enfrentar los desafíos que traerá consigo su ministerio, está en lo que han señalado los Obispos de Aparecida y que también es la base de la espiritualidad salesiana: la alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo.

Finalizada la ceremonia, el Mons. Vargas manifestó a OFISA su satisfacción de poder ordenar un número tan significativo de diáconos para la Misión Salesiana, sobre todo porque hoy más que nunca se necesitan evangelizadores de los jóvenes: “Los chiquillos realmente de muchas maneras en sus búsquedas, en sus ansias, en sus interrogantes también, en sus cuestionamientos, lo que buscan son palabras de vida, buscan a Jesucristo aún sin saberlo, y por eso mismo se requiere quién se los pueda anunciar, anunciar la vida plena tan hermosa que el Señor les ha traído, y qué mejor que hacerlo a través del servicio de los diáconos; ellos nacieron en la Iglesia, justamente para imitar a Jesucristo quien se hizo servidor de todos, especialmente de los más humildes”.

Agregó que  hay una gran similitud entre la misión salesiana y la diaconía: “Ese es el augurio, dijo, y que el Señor ojalá les haga hacer un bonito ejercicio del ministerio y a través de él también vivir al Señor más profundamente en su vida de consagrados”.

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