Comunidad educativa de Valparaíso da gracias a Dios por el testimonio de vida del P. Pablo Ugarte

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2107_01.jpg“Quiero ser pan, para el hambre quiero ser pan, de mi pueblo construir el escándalo de compartir” decía la canción con la que se ofreció la vida del P. Pablo Ugarte Johnston en la Eucaristía funeral que se celebró en la Parroquia San Juan Bosco de Valparaíso, en la mañana del lunes 21 de julio, día en que todo estaba perfectamente dispuesto en el Colegio Salesiano para despedir al sacerdote, al amigo, al Director.


2107_02.jpgEl ambiente lejos de ser melancólico y triste, era de tranquilidad y paz. Antes del inicio de la Eucaristía, los restos del P. Pablo fueron trasladados desde la capilla del Colegio hasta la parroquia, recorrido hecho por el interior del establecimiento y por la calle, y que contó con una numerosa cantidad de personas. A los sones de las dos bandas del colegio – de honor e instrumental- la Familia Salesiana de Valparaíso acompañó el cuerpo de su Director e hizo ingreso en la parroquia.

La celebración estuvo presidida por Monseñor Gonzalo Duarte, Obispo de Valparaíso, y concelebrada por Monseñor Javier Prado, obispo emérito de la misma diócesis, el P. Inspector Leonardo Santibáñez, el P. Vicario Vicente Soccorso, miembros del Consejo Inspectorial, el P. Washington Sepúlveda, subdirector del Colegio de Valparaíso, sacerdotes del clero diocesáno y muchos salesianos venidos de las presencias salesianas desde Iquique hasta Magallanes.

La familia del P. Pablo estaba representada por su madre Dolly, su padre Vicente, sus hermanos Mauricio e Iván, primos y sobrinos. Su mamá señaló a Ofisa que fuera del lógico dolor por la pérdida de un hijo, su sentimiento era de gratitud, sólo de gratitud, al ver cómo tanta gente amó y acompañó a su hijo hasta el momento de volver a los brazos del Señor.

Durante la homilía, el P. Inspector recordó que hace apenas dos semanas el P. Pablo le comentó sobre la Leucemia que lo aquejaba, señalándole que el médico lo había dejado muy tranquilo, y que daba gracias a Dios por lo bien encaminados que estaban los trámites para su transplante.

2007_03.jpgSin embargo, fueron los testimonios sobre la persona y el carácter del P. Pablo los que el P. Santibáñez destacó en su despedida. Todos concordaban en mostrarlo como un hombre alegre, un sacerdote cercano y dedicado, sencillo, abierto y siempre presente entre los jóvenes. Tales fueron las aseveraciones de los obispos Ricardo Ezzati y Bernardo Bastres y del Consejero Regional P. Natale Vitali, quienes tuvieron la posibilidad de conocerlo, trabajar y compartir con él. En resumen, señaló el P. Leonardo “Un hombre sencillo, amable, consciente de sus limitaciones, pero siempre dispuesto a servir en lo que el Señor le pidiera”.

“Creemos, señaló el P. Inspector, que tenemos un protector más en el paraíso salesiano que nos acompañará en la vida de nuestra Inspectoría y de cada una de nuestras presencias a lo largo del país. Creemos que el testimonio de su vida será semilla de nuevas vocaciones al servicio de la Iglesia y de la Congregación”.

Totalmente de acuerdo con estas palabras, el Obispo Duarte realizó un llamado a los jóvenes presentes a seguir una vida consagrada tomando el ejemplo de la vida del P. Pablo: “No me cabe ninguna duda de que entre los jóvenes presentes debe haber alguien que quiera seguir la figura sacerdotal sonriente del P. Pablo, esta debe ser la ocasión para que se planteen esa inquietud, los invito –señaló- ¡alguien debe seguirlo, alguien debe reemplazarlo! los instó.

Antes de finalizar la celebración lo despidieron una prima en representación de la familia, el P. Mario Molina como su antecesor en la casa salesiana de Valparaíso, y el P. Washington, quien en emocionadas palabras agradeció al P. Pablo sus detalles del día a día, su amistad y su quehacer como Director y hermano de los miembros de esta comunidad salesiana.

Los restos mortales del P. Pablo descansarán en el mausoleo de la Congregación en el Cementerio Católico de Santiago, hasta donde viajó desde Valparaíso un extenso cortejo para acompañarlo y darle un último adiós.