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Volver a nacer. Es lo que expresa el P. Heriberto Cabrera (41) respecto del proceso que está viviendo desde hace ocho meses en Mauritius (Mauricio), Isla africana donde ejerce su vocación misionera junto a dos salesianos: un polaco y un italiano. Hace un mes fue nombrado Director de la comunidad. De visita en Santiago, este salesiano chileno conversó con OFISA respecto de su nueva obediencia.
A unos
Mauritius alberga a cerca de un millón 300 mil habitantes. Los idiomas más utilizados son francés, criollo (especie de francés simplificado, mezclado con palabras africanas e inglesas) e inglés, pero cada grupo cultual cuenta además con su propio idioma (urdo, cantonés, chino mandarín, etc.). El panorama étnico y religioso es múltiple. Conviven sin grandes complicaciones musulmanes, hindúes y cristianos gracias a una legislación exigente. Para graficar, el P. Heriberto cuenta que cinco mezquitas rodean la parroquia salesiana. Si bien se goza de una “paz social”, la violencia explota dentro de las familias, en la delincuencia, la drogadicción. Por otra parte, el conocimiento entre las diferentes culturas es mínimo y la unidad nacional es muy frágil. El cristianismo (25% de la población aproximadamente) es considerada la religión de los pobres, de las clases bajas o criollos. El hinduismo es considerada la religión de los ricos. “Para un hindú hacerse cristiano significa cambiar de clase social”.
Al iniciar su servicio en Mauritius comenzó a trabajar en el oratorio y en una de las escuelas que presentaban mayor necesidad de asistencia. Cuenta que se encontró con la barrera de la desconfianza de los jóvenes hacia los adultos. En un primer momento ni siquiera le eran respondidos sus saludos, incluso jóvenes de las mismas escuelas salesianas. “El primer logro es que te respondan el saludo… pero se hace camino porque cuando los chiquillos toman confianza son muy abiertos”. Luego se sorprendió de que los muchachos a menudo le preguntaban cuándo partirá, acostumbrados a que los salesianos anteriores estuvieran por corto tiempo. “Es una pregunta que hasta hace poco me la hacían”. Comenzó a impartir las clases de religión en la escuela donde fue destinado y con eso se dio a la tarea de conocer la mentalidad de los jóvenes y profesores. Se ha encontrado con alumnos que sin resquemor le han dicho que su clase no sirve para nada, porque, según ellos, no apunta al objetivo de ganarse la vida. Cuenta que poco a poco la relación ha ido mejorando con los muchachos y que, a pesar de lo adverso, estaba motivado de seguir desarrollando su trabajo convencido de que no había nada que perder en el intento, pues efectivamente, al estar recién llegado no tenía nada. Con el correr de los meses las cosas mejoraron considerablemente. Hoy los muchachos incluso se ofrecen para acompañarlo a lugares. Siempre se muestran preocupados por su seguridad. Antes de viajar a Chile la gente estuvo despidiéndolo una semana completa.
Producto de la gran diferencia cultural, el trabajo pastoral de las casas salesianas de Mauritius no cuenta con el apoyo de aquello que puede proveer la provincia de Madagascar. Cuenta el P. Heriberto que cuando se convocan a jornadas inspectoriales prácticamente no se asiste. Se busca el apoyo en la diócesis de Mauritius. “Se trabaja mucho con los sacerdotes del lugar. Hay un muy buen clima”.
Respecto de los grupos pastorales juveniles, el P. Heriberto cuenta que están intentando hacer partir nuevamente todo, dado la discontinuidad de los procesos anteriores. Las experiencias asociativas no responden a un esquema oficial. Durante la semana hay grupos que van a la parroquia a jugar Fútbol, ya que se cuenta con un buen terreno. “Es un servicio bien libre en el cual no nos metemos mucho, pero ofrecemos el espacio para que jueguen. Tenemos hasta un grupo musulmán que viene a jugar Fútbol el domingo”. Se cuenta también con un grupo música, a quienes también se les facilita el lugar para reunirse. Existe otro grupo que se junta los sábados sólo a conversar, con quienes se espera prontamente iniciar una formación. Finalmente hicieron partir hace muy poco un grupo Scout. “Esto comenzó como un sueño con un grupo de laicos. Al inicio estaban solamente los jefes y después tratamos de buscar los chiquillos en el barrio. Ahora somos 90 personas, con varios adultos”.
Los ocho meses que ya lleva en
Otro ejemplo de discriminación y corrupción en el ámbito educativo es el ejercicio docente. Los maestros acostumbran a realizar clases de bajo nivel para que los alumnos acudan a clases particulares, impartidas por los mismos profesores. Consiguen de esta manera un segundo y tercer sueldo. Por su puesto, sólo acceden a esta instancia los estudiantes con más dinero.
Cuenta el P. Heriberto que en las escuelas técnicas salesianas (que albergan a unos 300 alumnos) se hace frente a estas injustas realidades. Las clases son impartidas en francés, permitiendo mayor acceso y entendimiento a los alumnos. A este respecto se ha dado una larga batalla para que el gobierno reconozca los diplomas entregados bajo educación francófona, propósito que fue conseguido recién este año. Los profesores son animados a entregar clases de calidad que no obliguen a los alumnos a recurrir a clases particulares.
En septiembre de 2007 el P. Heriberto defendió su tesis de doctorado en Teología en la universidad del norte de Canadá. La investigación abordó la inculturización del Sistema Preventivo y fue aplicada en Madagascar en medio de los pobres. Obtuvo distinción por el trabajo y dio un paso innovador en cuanto a la generación de conocimiento a partir de los mismos pobres. A modo de anécdota cuenta que antes de entregar los informes finales tuvo que hacer correcciones de noche ayudado de una vela.
En 2006 contaba a su haber con seis libros escritos. Hoy ya son nueve. Dice que es parte de su hobby que realiza cuando le es posible.
Consultado del proceso que vive interiormente a los 41 años de edad como sacerdote salesiano misionero, el P. Heriberto señala que “nunca se termina de ser misionero”, que a medida que pasan los años se vuelve más rígido, pero adquiere más experiencia y que “hay que estar donde Dios quiere”.
Hasta finales de agosto permanecerá en Chile el P. Heriberto en Chile antes de volver a Mauritius. Su itinerario privilegia principalmente el encuentro con su familia en Quilpue. Predicará un retiro anual en Lo Cañas para algunos salesianos desde el 20 al 26 julio.