En un marco de solemnidad y respeto, la comunidad ariqueña, junto al Ejercito de Chile, celebró la tradicional misa de campaña el sábado 7 de junio, a los pies del Cristo de
En su homilía Monseñor Vargas planteó el intenso deseo cristiano de esperanza por un mundo más sereno, en el que aumente el número de quienes, tanto individual como comunitariamente, se esfuerzan por seguir las exigencias de la justicia y la paz. Expresó también el Obispo de Arica nuestros fervientes deseos de paz, junto con un caluroso mensaje de esperanza, a nuestro hermanos de
El obispo de Arica recordó el llamado del Concilio Vaticano II a considerar que los pueblos de la tierra están llamados a establecer entre sí relaciones de solidaridad y colaboración, como corresponde a los miembros de la única familia humana ya que todos los pueblos forman una única comunidad y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la entera faz de la tierra; también tienen un único fin último, Dios.
El don magnífico de la paz es fruto de la educación recibida en la familia, en ella se experimentan la paz: la justicia y el amor entre hermanos y hermanas, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles, porque son pequeños, ancianos o están enfermos, la ayuda mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para acoger al otro y, si fuera necesario, para perdonarlo, indicó monseñor Vargas, destacando que la familia es la primera e insustituible educadora de la paz.
Al finalizar, Monseñor Vargas invitó a los creyentes a “implorar a Dios sin cesar el gran don de la paz. Los cristianos, por su parte, sabemos que podemos confiar en la intercesión de la que, siendo
Fuente: Comunicaciones Arica