ISV realiza reconocimiento a docente por 61 años de servicio

0906_02.jpgDurante las celebraciones de los 105 años de vida del Instituto Salesiano de Valdivia realizadas en mayo pasado, la comunidad educativo pastoral de esta casa homenajeó al docente Álvaro Inzunza, quien se retiró de las aulas para descansar luego de 61 años de servicio. Durante este largo tiempo, una de sus frases fue “todo lo que uno sabe es para los demás”.

El profesor Inzunza fue alumno de la casa Valdiviana y a partir de 1945 comenzó a ejercer como docente. En sus primeros años como educador dictó el ramo de Técnicas Manuales y motivó los talleres de teatro, cuyo éxito le reportó incluso presentaciones en otras ciudades. Durante su última etapa impartió el ramo de Tecnología.

0906_03.jpgAdemás de su incansable servicio docente, junto con su esposa es además salesiano cooperador. En su homenaje realizado el 23 de mayo, los alumnos, representados por el Centro de Alumnos, prepararon un Buenos Días especial, donde alumnos de kinder recitaron poesía y alumnos de enseñanza media prepararon números musicales.

El cuerpo docente, administrativos y auxiliares, hicieron un reseña en voz de Luis Tapia (ex – alumno y docente del ISV), de lo que había sido la vida del profesor Inzunza en el Instituto. En ella surgieron anécdotas en las que se resalta la entrega de este hombre por decenas de generaciones y se recordaron las palabras que el solía decir: “todo lo que uno sabe, es para los demás”.

El P. Director Carlo Lira hizo entrega de un obsequio a nombre de la comunidad educativo pastoral en reconocimiento de la labor formativa realizada durante las más de seis décadas.

0906_04.jpgReseña biográfica

Don Álvaro es hijo de padres valdivianos. Muy pequeño se fue a vivir a Chillán, regresando a Valdivia cuando apenas cumplía 12 años. Ingresó al Instituto Salesiano y destaca la acogida de los salesianos de aquella época. De niño le quedó grabado a fuego la figura de un sacerdote sonriente y de peculiar mirada. Se trataba de la imagen de Don Bosco.

Recuerda el afecto sincero que le demostraron sus compañeros, profesores y sacerdotes. Fue miembro de los monaguillos; participó de los oratorios con los niños más pobres de la ciudad y fue integrante de la banda; el último año de humanidades se transformó en asistente y de 1943 a 1945 trabajo en el Colegio Salesiano de Concepción.

A juicio de los miembros de la casa valdiviana, el profesor Inzunza es todo un ejemplo de abnegada labor formativa para muchas generaciones de estudiantes valdivianos. Su figura marca particularmente la vida e historia del Instituto Salesiano.