A finales de febrero de este año, el P. Director de la presencia de Valdivia, Carlo Lira Airola (39), pidió a un hermano de la comunidad religiosa que lo llevase a un centro hospitalario porque le costaba respirar. Se trataba de un edema pulmonar originado por una Miocardiopatía hipertrófica congénita. Fue intervenido luego de un mes y en la misma operación se le detectó además una fibrilación del corazón, lo que podría provocarle muerte súbita. Fue intervenido por segunda vez para incorporarle un marcapaso desfibrilador. Este sábado 17 de mayo viaja a Valdivia para reincorporarse a la comunidad.
El P. Carlo es oriundo de Valparaíso. Tiene 7 años de sacerdocio y 16 de salesiano. La mañana del viernes 22 de abril los especialistas le indicaron que el edema podría haber tenido dos causas: el virus hanta o una insuficiencia cardíaca. Prontamente se resolvió que se trataba de la segunda opción.
La Miocardiopatía
El 26 de febrero fue trasladado al Hospital de
El Jueves Santo, Día del sacerdocio, entraba a pabellón. Aunque la operación resultó exitosa se presentaron algunas complicaciones originadas en la transfusión de sangre y a causa de algunas arritmias (alteración de los impulsos eléctricos del corazón). Además, los especialistas detectaron una fibrilación del corazón, es decir, que el músculo no se contrae y no bombea la sangre. Le indicaron que si se producía nuevamente podría provocarle muerte súbita.
Fue programada una segunda intervención para incorporarle un marcapaso desfibrilador ubicado entre la epidermis y el músculo, conectado con cables al corazón listo para activarse cuando se necesite, descargando potencia eléctrica. Explica el P. Carlo que es una especie de resucitador integrado a su cuerpo, por el cual no puede exponerse a alta intensidad de ondas como las emitidas por antenas celulares, sensores del aeropuerto, tiendas, etc. Le fue entregado un carnet para evitar este tipo de sensores.
Las arritmias persistieron por lo que fue sometido a una cardioconversión, una especie del reseteo provocado por un choque eléctrico para reiniciar las impulsos eléctricos del corazón. Desde que fue dado de alta hace 15 días, se ha sentido bien e incluso participó en el Consejo de Directores dictando el tema central del Acompañamiento Espiritual en Don Bosco.
Experiencia espiritual
Ir más allá de la idea intelectual de la fragilidad y experimentarla junto con la dependencia de otros ha sido uno de los aspectos fundamentales del proceso interno que el P. Carlo está viviendo a causa de esta enfermedad. Cuenta que nunca había tenido necesidad de ponerse en manos médicas para algún tratamiento o intervención. “Una de las cosas que me ha permito el Señor sacar como provecho de todo esto ha sido la humildad existencial de saberme frágil y dependiente de otros y de Él”. Indica también que ha entrado en la idea de no saberse indispensable para el trabajo del Instituto y en la idea del desprendimiento, de ofrecer su sufrimiento y estar atento a cuando Dios diga que las cosas ocurrirán.
El P. Carlo recalca que el cariño y la oración ha sido una experiencia fuerte, al sentirse acompañado en el momento del dolor por parte de tanta gente: sus hermanos de Congregación, la familia, los miembros de la comunidad educativa de Valdivia que han hecho muchas cadenas de oración. “Muchas veces hice cadenas de oración por tantas personas…pero nunca me había tocado la experiencia de ser el depositario de eso, y de verdad que se percibe toda la fuerza de la oración, se siente acompañamiento y se siente muy vinculado a otros”.
“Otras de las cosas experimentadas a sido vivir el ministerio sacerdotal en otra dimensión, ya no a cargo de las cosas”. Por otra parte comenta que en la unida de cuidados intensivos se generó una relación muy bonita con el personal auxiliar: “cuando supieron que era sacerdote se generó cercanía y acompañamiento y se hizo patente a Cristo en medio de esa situación”.
Finalmente el P. Carlo agradece a tantos miembros de los grupos de