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La Familia Salesiana
La capilla del colegio estaba plena con miembros de
El P. Natale es el sexto miembro de nuestra Inspectoría que parte a Roma a cumplir alguna misión dentro del Consejo General: los envíos se iniciaron con el nombramiento del P. Pedro Berrutti en 1932, como Prefecto General de
“El Señor está con nosotros”
En su homilía, el P Natale señaló que esta nueva misión no es fácil para él, pero que “lo más importante para nosotros los salesianos, para los creyentes, es saber que el Señor está con nosotros, Él es nuestra fuerza y con Él podemos enfrentar nuevas misiones”.
“Me cuesta (esta misión), no por lo que viene adelante,- dijo- sino por lo que dejo atrás, porque todo lo que soy se lo debo a ustedes”. Agregó que todos nos acostumbramos a un estilo de vida: “me siento cómodo en Chile, entre ustedes, pero parece que para el Señor eso no basta, Él nos saca de nuestra mediocridad y nos lleva a una nueva misión. Pero me llevo un consuelo, que ustedes van a rezar por mí y yo los llevaré en el corazón donde vaya”.
Recordó que le llamó profundamente la atención en el Capítulo General 26 recién finalizado, que los salesianos se encuentran en muchos países, hablan 88 idiomas diferentes: “Nuestra misión es válida en el mundo de los jóvenes, ellos nos esperan como Familia Salesiana”. Insistió que el Rector Mayor, P. Pascual Chávez, siempre reitera que
“Lo importante, dijo el P. Natale, es que nuestro corazón vibre, ellos (los jóvenes) esperan el anuncio de nuestra salvación y nosotros como Familia Salesiana necesitamos anunciarla. No debemos mirar hacia lo alto como los discípulos el día de
Al final de la celebración Eucarística, todos los presentes extendieron sus manos hacia el P. Natale, en un momento de bendición y envío, mientras representantes de los grupos presentes formularon trozos de la siguiente bendición:
“Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos, y facilite tu peregrinar de casa en casa y de Inspectoría en Inspectoría. Que el viento sople siempre a tu espalda, facilitando tu camino al encuentro de los hermanos y hermanas. Que el sol ilumine tu rostro con suavidad, haciéndote portador de esperanza para todos. Que la lluvia caiga lentamente en tu campo y haga fecunda la siembra y esperanzadora la cosecha. Que cada amanecer te invite, con el alba, a celebrar, y cada noche te acune en Dios, cansado y contento. Que hasta que volvamos a encontrarnos, Dios te tenga siempre en la palma de su mano”.
Luego de