“La pederastia es incompatible con el sacerdocio”, afirma el Papa

Durante un coloquio con los periodistas que le acompañaron en el avión rumbo a Estados Unidos, donde aterrizó a las 16,00 del martes 15 de marzo, el Papa respondió a varias preguntas.

Refiriéndose al caso de los sacerdotes pederastas que afectó a la Iglesia americana, Benedicto XVI dijo: “Me avergüenzo profundamente. Haremos todo lo posible para que no vuelva a suceder”.

“Excluiremos rigurosamente -afirmó- a los pederastas del sagrado ministerio. Es absolutamente incompatible y quien es realmente culpable de pederastia no puede ser sacerdote”.

El Papa subrayó que “sólo personas sanas y con una profunda vida personal en Cristo y que tengan una profunda vida sacramental, podrán ser admitidas al sacerdocio. (…) Es más importante tener buenos sacerdotes que muchos sacerdotes. (…) Esperemos poder hacer todo lo posible en el futuro -insistió- para curar estas heridas”.

Hablando a continuación de la visita del próximo viernes a la sede de la Naciones Unidas, en el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Papa afirmó: “Me parece importante -añadió- que el fundamento de la ONU sea precisamente la afirmación de los derechos, de los derechos que expresan valores no negociables, que preceden a todas las instituciones y que son el fundamentales de todas las instituciones”.

“Es necesario -dijo- renovar esta conciencia de que la ONU, con su función pacificadora, puede trabajar solo si tiene el fundamento común de los valores que se expresan después en “derechos” que deben ser observados por todos. Confirmar esta concepción fundamental y actualizarla en la medida de lo posible es un objetivo de mi misión”.

En respuesta a una pregunta sobre si el reconocimiento público de la religión en Estados Unidos podría ser un modelo para la Europa secularizada, Benedicto XVI recordó que en Estados Unidos “comenzaron con un concepto positivo de laicidad”, pero “el Estado debía ser laico precisamente por amor de la religión en su autenticidad, que puede ser vivida solo libremente. (…) Ciertamente -concluyó- en Europa no podemos simplemente copiar a Estados Unidos; tenemos nuestra historia. Pero todos debemos aprender unos de otros”.

Fuente: Servicio Informativo Vaticano