La mañana del lunes 31 de marzo, el Santo Padre Benedicto XVI concedió una audiencia privada en el Vaticano a los salesianos que participan en el Capítulo General 26 de
Al inicio de su saludo al Vicario de Cristo, el Rector Mayor P. Pascual Chávez señaló: “Sentimos una gran alegría y consideramos un estupendo don de Dios poder encontrar a Vuestra Santidad con ocasión de nuestro 26º Capítulo General”.
El P. Pascual se refirió a la recomendación que Don Bosco solía hacer a sus salesianos respecto al sucesor de Pedro y de
“El Capítulo que estamos celebrando –subrayó el P. Pascual- ha focalizado su atención en un importante núcleo carismático de nuestra Congregación Salesiana: “Da mihi animas, cetera tolle”. Esta breve oración es el lema que Don Bosco escogió, desde los comienzos, para su apostolado entre los jóvenes. Él quería expresar así, al mismo tiempo, su total entrega a Dios, una gran pasión apostólica, y la disponibilidad total para toda renuncia, con tal de poder realizar su misión”.
El Rector Mayor reportó algunos datos sobre el actual empeño educativo de
Se refirió también a un ‘Proyecto Europa” hacia el cual se está orientando el CG26 “atento a renovar la presencia salesiana con mayor incisión y eficacia en este continente. Es decir, buscar una propuesta de evangelización para responder a las necesidades espirituales y morales de estos jóvenes, que nos parecen un poco como peregrinos sin guía y sin meta”.
Al concluir, el P. Pascual aseguró al Pontífice la “oración constante por sus intenciones, por
Mensaje del Papa
Por su parte, Benedicto XVI recordó a los Salesianos que este capítulo tiene lugar “en un período de grandes cambios sociales económicos y políticos”, pero también “de comunicaciones más intensas entre los pueblos” y de “un confronto vivaz sobre los valores espirituales que dan sentido a la existencia”.
Destacó en particular que “los llamados que nos dirigen los jóvenes, sobre todo sus preguntas sobre los problemas de fondo, se refieren al intenso deseo de vida plena, de amor auténtico y de libertad constructiva que nutren. Son situaciones que interpelan a fondo a
Comentando después el tema de este capítulo “Da mihi animas, cetera tolle”, el Santo Padre dijo que era adecuado para “reavivar la pasión apostólica en cada salesiano y en toda la congregación. Así se perfilará mejor la figura del salesiano para que sea cada vez más consciente de su identidad de persona consagrada por la gloria de Dios” y de “su empuje pastoral para la salvación de las almas”.
“Don Bosco -agregó el Papa- quiso que la continuidad de su carisma en
“Toda la congregación debe aspirar a ser continuamente memoria viva del modo de ser y actuar de Jesús como Verbo encarnado frente al Padre y a los hermanos. (…) ¡Que sea Jesús el centro de vuestra vida! (…) De aquí nace el amor ardiente por el Señor Jesús, la aspiración a parecerse a Él, asumiendo sus sentimientos y su forma de vida, el abandono confiado en el Padre, la dedicación a la misión evangelizadora, que deben caracterizar a todo salesiano”.
Benedicto XVI habló a continuación del “proceso de secularización que avanza en la cultura moderna” y que “no ahorra, desgraciadamente, ni siquiera a las comunidades de vida consagrada”. Por eso, “es necesario vigilar sobre las formas y estilos de vida que pueden debilitar el testimonio evangélico, hacer ineficaz la acción pastoral y frágil la respuesta vocacional”.
También pidió a los participantes en el capítulo que ayudasen a sus compañeros a “custodiar y reavivar la fidelidad a la llamada”. “Que
El Papa exhorto a los salesianos a “formar laicos con corazón apostólico, invitando a todos a caminar en la santidad de vida que hace madurar discípulos valientes y auténticos apóstoles”.
Refiriéndose a la carta enviada a los fieles de la diócesis de Roma sobre la “gran emergencia educativa”, el Santo Padre subrayó que “el aspecto más grave es el sentido de desaliento de muchos educadores, en particular, de los padres y profesores, frente a las dificultades que presenta actualmente su tarea”.
En este contexto, Benedicto XVI afirmó que “en la raíz de la crisis de la educación se encuentra una crisis de confianza en la vida, que en el fondo no es sino desconfianza en aquel Dios que nos ha llamado a la vida”.
“En la educación de los jóvenes -continuó- es extremamente importante que la familia sea un sujeto activo”. Tras poner de relieve que “muchas veces es incapaz de ofrecer su aportación específica o está ausente”, el Papa señaló que “la predilección y el compromiso por los jóvenes, que caracteriza al carisma de don Bosco, se deben traducir en un mismo compromiso por la formación de las familias. (…) Cuidar a las familias no es restar fuerzas al trabajo de los jóvenes, sino hacerlo más duradero y más eficaz”. Por eso, les alentó a “profundizar en las formas de este compromiso”, que “beneficiará a la educación y evangelización de los jóvenes”.
El Papa terminó haciendo hincapié en la necesidad de una “sólida formación” para todos los miembros de la congregación, “sin conformarse con la mediocridad, superando las dificultades de la fragilidad vocacional, favoreciendo un sólido acompañamiento espiritual y garantizando en la formación permanente la calidad educativa y pastoral”.
Fuente: InfoANS, Servicio Informativo del Vaticano