En medio de las actividades propias del Capítulo General que se desarrolla en el Salesianum de Roma, el P. Juan Carlos Zura comparte con la Inspectoría algunas reflexiones del inicio de este gran acontecimiento que vive la Congregación. El Capitular chileno se refiere a la muerte del P. Helvecio Baruffi, la peregrinación en Turín, los ejercicios espirituales predicados por el P. José Luis Plascencia acerca de la Esperanza (en curso) y el ambiente entre los capitulares.
Texto
He escuchado por acá a más de un hermano preguntarse qué nos estará queriendo decir Dios con la muerte de Don Baruffi justo al iniciar el CG26. En verdad, el modo como se han comenzado los encuentros ha sido muy especial: una peregrinación a los lugares santos, cuna de nuestro carisma, que nos ha hecho sobrecogernos una vez más de la pobreza y la pequeñez de los comienzos en Valdocco en comparación con el esplendor de las obras de hoy, no sólo allí, con la maravillosa basílica de María Auxiliadora y el imponente del Colle, sino también con la actual extensión de la Congregación a todos los continentes de cuya diversidad son un reflejo de la variedad de los rostros y lenguas de los capitulares.
Retornando, apenas iniciadas las sesiones de presentación de los Dicasterios y Regiones (todas en Power Point y musicalizadas), hemos asistido a los funerales del recordado Don Baruffi acompañando especialmente el dolor de dos de sus hermanos presentes y de los capitulares brasileños; los hermanos del Cono Sur tuvimos una especial cercanía también en la disposición física en torno a sus restos.
Y hoy, ya estamos iniciando los Ejercicios Espirituales, predicados por el salesiano mejicano Don José Luis Plascencia, con una primera reflexión sobre la ESPERANZA como actitud fundamental para mirarnos a nosotros mismos, al futuro de la congregación y la misión juvenil relanzadas ahora con fuerza a los desafíos del tercer milenio.
Hay en verdad un ambiente de mucha fraternidad entre los 230 hermanos capitulares (faltan 3 por enfermedad). La alegría se multiplica en torno a la mesa y el compartir se hace más profundo a la hora de la liturgia por lenguas.
Creo que este será un muy buen capítulo. Así lo espero y deseo por bien de toda la Congregación y especialmente por los jóvenes que nos esperan renovados de entusiasmo por tocar con nuestra propia mano la vigencia y el vigor del Carisma Salesiano como regalo también precioso para nuestros jóvenes de hoy.
Atte.,
P. Juan C. Zura
Roma, 27 de Febrero de 2008