A partir de este año se integra a
El P. Nenikowski nació en 18 de noviembre de 1953 en la ciudad de Pila, Polonia, y su Ordenación Sacerdotal fue el 8 de junio de 1982, en su país natal. La primera vez que vino a Chile fue a fines de 1975, año en que llegaron a realizar su Tirocinio varios seminaristas de Europa, entre los que se contaba el P. Natale Vitali.
De Polonia eran tres, y como llegaron justo en verano, su primera experiencia fue asistir a las colonias de Villa Feliz. “Fue un intensivo curso de idioma” dice riendo el P. Czeslaw. En esos días contrajo un tifus, y debió estar hospitalizado por tres semanas, lo que señala, le sirvió mucho para aprender el idioma con más tranquilidad que sus dos compañeros.
Después de un período de convalecencia fue a Linares todo el año 1976, al año próximo fue a Talca, y luego a asistir un poco de tiempo a la faculta de Teología de
Camino a su país pasó por Roma, y relata como anécdota que estuvo en la última audiencia del Papa Juan Pablo I, un día antes de ser encontrado sin vida, fue un impacto. Llegó a Polonia el 1 de octubre, y dos semanas después se enteró de que el nuevo Papa era un compatriota.
Terminó sus estudios y desde entonces estuvo solicitando que lo dejasen volver a Chile, pero cuenta que fue el tiempo del “Proyecto África” y a
En el año 1991 se abrió la nueva casa salesiana en Estocolmo, que pertenecía a una de las Inspectoría de Polonia, y luego de estar dos años más allí, volvió a cumplir su obediencia en su país en un ambiente muy distinto al que había dejado, pues había caído el régimen comunista y el Muro de Berlín, por lo que su labor como vicario parroquial la podía complementar haciendo clases en las escuelas públicas, antes no permitido por el gobierno.
Relata que siempre el cambio de Inspector, venía acompañado de su solicitud de viajar de vuelta a Chile, hasta que en el 2002, después del último CG25, su Superior se comprometió a enviar a dos misioneros: Uno a Marruecos y el otro a
Luego de permanecer 5 años en Argentina, hizo los trámites para regresar, por fin a Chile. “Costó mucho, dice, pero los caminos del Señor son así. Cuando a uno le gusta algo, siempre quiere volver, a veces sencillamente no se puede, y cuando uno menos lo piensa, aparece la posibilidad”.
Su deseo tan grande de regresar a nuestro país, lo resume con un: “Bueno, uno ha dejado un poco de corazón en Chile”.