Monseñor Ricardo Ezzati, arzobispo de Concepción, hizo un ferviente llamado a Patricia Troncoso, internada en el Hospital Herminda Martin de Chillán, a que cese en su prolongada huelga de hambre y confíe en el camino de diálogo que se está impulsando con el gobierno y el apoyo de la iglesia, en el conflicto mapuche.
El arzobispo de Concepción dijo que la iglesia ha seguido con mucha atención y preocupación la situación que afecta al pueblo mapuche. Recordó que desde octubre, frente a consultas y peticiones, los obispos de la provincia eclesiástica de Concepción y el Comité Permanente de
“Hemos dialogado entre los obispos y las comunidades mapuches y las autoridades de Gobierno. La última conversación con las autoridades de Gobierno fue el miércoles pasado, cuando el Comité Permanente se reunió en Santiago. Conversamos el tema, manifestando nuestra preocupación, al ministro secretario general de Gobierno y su subsecretario. Hemos visto con confianza que ahí nacieron algunas iniciativas”, comentó.
Monseñor manifestó que, en líneas generales, la huelga de hambre siempre es una decisión muy extrema y excepcional, porque “nunca se debe atentar contra la vida humana”. Agregó que cuando se llega a atentar contra la vida humana se vuelve “inmoral”, porque la vida humana es un bien supremo.
“Nosotros no juzgamos las intenciones de las personas que están haciendo la huelga de hambre. Nos preocupa la integridad de su vida, nos interesa que el pueblo mapuche tenga una solución pacífica a sus problemas. Recordábamos, desde nuestra experiencia pastoral que nosotros creemos que en el pueblo mapuche hay un alma pacifica, busca caminos de paz, caminos donde sus reinvidicaciones puedan llegar a conclusiones pacíficas, pero vemos que también está presente, un alma más violenta. Entonces ¿cómo apoyar el alma más pacífica? ¿Cómo darle cauce al alma pacífica y justamente vaya dando razón de las necesidades del pueblo y también respuesta a las necesidades del pueblo?”, planteó.
Manifestó que el hecho que
En otro plano, el arzobispo sostuvo que frente a un conflicto hay siempre dos posibilidades: o el conflicto se agudiza y eso, evidentemente, no por las vías racionales o el conflicto se enfrenta racionalmente y, por consiguiente, permite poner a disposición de ese conflicto los medios que las personas humanas y la sociedad tienen para resolverlos. “En este caso, nos encontramos frente a un conflicto real y lo fundamental es que todas las partes involucradas, el mismo pueblo mapuche, la sociedad, aquellos que tienen la responsabilidad de regirnos, es decir, el gobierno, puedan intervenir con todas sus posibilidades para analizar el problema y para encontrar los caminos más adecuados para una convivencia pacífica”, expuso.
Frente a la denuncia de violación de los derechos del pueblo mapuche, monseñor señaló que “frente a esa situación tenemos que poner nuestras mejores energías para enfrentar ese tema, para ver si hay discriminación, en qué consiste esa discriminación y cómo se puede favorecer un camino de paz y de desarrollo que sea compartido”.
Añadió que “judicializar” el tema es un camino, pero “no es el camino áureo, camino del entendimiento, del diálogo, de poner sobre la mesa los problemas”. Sostuvo que naturalmente, también la dimensión judicial es un elemento de la vida civil.
Por último, hizo un llamado a que se siga dialogando, para seguir implementando las medidas establecidas, dando respuesta para que esas medidas no sólo sean nominales, “sino que efectivamente sean medidas e instrumentos que resulten eficaces. Porque se han creado instancias de diálogo, de comprensión y hay que darle a eso, su contenido”, concluyó.
Fuente: Comunicaciones Concepción, prensa Cech