Una invitación a la esperanza y un llamado a la pacificación de los espíritus hicieron el Presidente y el Secretario General de
El documento recuerda que Navidad es un acontecimiento que cambia la historia pues revela a Dios-con-nosotros, un Dios que –como ha dicho el Santo Padre- es el eterno contemporáneo de la humanidad. Al mismo tiempo, observa que los ajetreos de este tiempo a veces dificultan el recogimiento y la contemplación del misterio de
Educar para la paz
Desde el pesebre de Belén, los obispos miran la calidad de nuestra convivencia. Señalan que este año que concluye, si bien no ha sido fácil para los chilenos en varios campos, también ha abierto caminos, por la vía del diálogo, para buscar soluciones a temas pendientes de la sociedad, como una mayor justicia social y una educación de calidad.
Y enseguida los pastores señalan: “Eso sí, nos sigue preocupando este clima de violencia latente en la convivencia diaria del hogar, que también se percibe en barrios, colegios, estadios y en distintos ámbitos de la vida social y que cada cierto tiempo estalla en polémicas destempladas, y descalificaciones”.
A este respecto, insisten con fuerza en la necesidad de educar para la paz y, citando el Mensaje del Papa para
Diálogo y justicia frente al clima de violencia
“Sólo desde el diálogo honesto y respetuoso que se aprende en el hogar se logra superar la tentación de la violencia y se abren las puertas a soluciones justas”, señala el Mensaje, que firman Mons. Alejandro Goic y Mons. Cristián Contreras Villarroel.
Añaden que el acontecimiento de Belén nos une de modo especial a las personas que sufren la pobreza, la soledad, la enfermedad o el abandono: “Pensamos hoy en quienes se encuentran sin trabajo, con sus familias en crisis, lejos de sus seres queridos o agobiados por la desesperanza. Con los más pequeños quiso Dios celebrar su presencia en medio de nosotros. Hacia sus sentimientos volcamos los nuestros en esta Nochebuena”.
Nuestra esperanza ante el pesebre
El mensaje concluye con una palabra final de esperanza, a la luz de la reciente encíclica de Benedicto XVI “Spe salvi”. Iluminados por ella, los obispos piden que el Niño Jesús “pacifique nuestros espíritus y nos conduzca por el camino del diálogo para que nuestra convivencia familiar, cívica y social sea cada día más respetuosa de la dignidad de todos, por el bien de nuestro pueblo, y particularmente de los más postergados”.
Junto al ofrecimiento de la esperanza “con el espíritu humilde que condujo al pequeño tamborilero hasta el santo pesebre con lo único que poseía -su viejo tambor-“, y por la intercesión de María, madre del amor hermoso, los obispos desean a todos los chilenos una muy feliz Navidad.
Fuente: Prensa CECh