El subjetivismo, el relativismo moral y el nihilismo, males de la educación, afirma cardenal polaco

“Los males que afligen nuestras sociedades” también los está sufriendo la educación, esto es, “el difundido subjetivismo, el relativismo moral y el nihilismo”. Así lo declaró el cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación vaticana para la Educación Católica, durante este martes 20 de noviembre en la Sala de Prensa de la Santa Sede, al presentar el documento: “Educar juntos en la escuela católica – Misión compartida de personas consagradas y fieles laicos”.

El purpurado afirmó que la desmotivación y la frustración en la tarea educativa se difunde entre los profesores, sobre todo en Occidente, y señales preocupantes son también “el aumento de la violencia en la escuela y entre los adolescentes, así como las dificultades de la familias que, es necesario recordar, son las primeras responsables de la educación de los hijos, para ser parte activa de la comunidad educativa escolar”.

Indicó además que “se asiste a una pérdida del sentido de la educación estrictamente ligada al extravío de los valores, sobre todo de los que sustentan las opciones de vida: la familia, el trabajo, las elecciones morales”.

Éste es el contexto en el que desarrollan su labor las instituciones escolares de la Iglesia en el mundo, calculadas en unas 250 mil con unos 42 millones de alumnos y 3,5 millones de profesores. Estas cifras se insertan en el campo mundial de la educación y de la escuela: se calcula en mil millones la cifra de niños y adolescentes en edad escolar en el globo; los docentes son unos 58 millones.

El cardenal Grocholewski manifestó también que “la educación debe poder contribuir a hacer a los jóvenes capaces de abrirse progresivamente a la realidad y de formarse una sana y robusta concepción de la vida en la que los valores espirituales, religiosos y humanos no sean extraños”. Tuvo favorables palabras para el informe de la UNESCO –de Jacques Delors— en su visión educativa de la educación pluridimensional sobre cuatro pilares: “aprender a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a vivir juntos” y “aprender a ser”.

Frente a los retos del subjetivismo, relativismo y nihilismo apuntados, sostuvo que “la tradición pedagógica católica subraya con fuerza la centralidad de la persona humana en el itinerario educativo”. “Un planteamiento pedagógico correcto se enfoca en la formación integral del hombre, haciendo que se aproxime de manera sistemática y crítica a la cultura y a la realidad”, recalcó.

Por otra parte, el cardenal hizo una advertencia: “La disminución de los miembros de los Institutos de vida consagrada crea a veces en ellos la insidiosa tentación de renunciar a la escuela católica al no poderla administrar solos… esto es no sólo inoportuno, sino también perjudicial en la perspectiva de la misión de la Iglesia”, subrayó, pues “la correcta educación de los niños y de los jóvenes” es de “extrema importancia para el bien de la Iglesia y de la humanidad, para formar un mundo mejor”. 

Respecto de los religiosos sostuvo que su carisma, su consagración a Dios y su particular testimonio, “les predisponen a ser educadores en valores”, y “no hay que renunciar a tal actividad” porque “no puede haber educación sin testimonio”.

Fuente: ZENIT