Beatificación: “Ceferino jamás olvidó que era mapuche… su ideal supremo era ser útil a su gente”

1211_1.jpgUnos 200 mil fieles participaron en la beatificación de Ceferino Namuncurá celebrada este domingo 11 de noviembre en Chimpay, pueblo natal de este antiguo alumno salesiano ubicado en la patagonia argentina y cuya población bordea los 4 mil habitantes. Fue el Secretario de Estado Vaticano Tarcisio Bertone –también salesiano- quien proclamó beato al joven mapuche ante la algarabía de los fieles, entre quienes se encontraba numerosos mapuches con vestimentas tradicionales –unos 250 procedentes de Chile-, también Valeria Herrea, joven madre cordobesa de 33 años cuya curación milagrosa de un cáncer uterino posibilitó la beatificación de Ceferino y la delegación inspectorial encabezada por el P. Inspector y a la cual se sumó Salesianos y alumnos de la comunidad de Valdivia.

El Cardenal anunció que la fiesta religiosa será el 26 de agosto, fecha de nacimiento del joven indígena que murió a los 18 años con el deseo de abrazar el sacerdocio para ser útil a su pueblo. La celebración eucarística fue concelebrada por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, y por medio centenar de obispos. Asistieron el Rector Mayor P. Pascual Chávez Villanueva y el vicepresidente de la Nación Daniel Scioli.

Tras el pedido formal de beatificación a cargo del Obispo de Viedma, Mons. Esteban Laxague, Hermelinda Painequeo, junto con Aparicio Millapi, hicieron lo propio en lengua originaria para que Ceferino sea inscripto en el libro de los beatos. En un momento de la ceremonia fue descubierta a un costado del altar una imagen del joven mapuche de 10 metros por cuatro.

En su homilía el Cardenal Bertone indicó que la esta beatificación “ayuda a descubrir la fecundidad del evangelio, que nunca destruye los valores auténticos que hay en una cultura, sino que los asume, purifica y perfecciona”. Respecto del lugar escogido, el pueblo de Chimpay, indicó que “es la primera vez que se hace una beatificación no en una gran ciudad, sino en un pueblo pequeño pero grandísimo por esta muchedumbre de amigos de Ceferino”. Respecto del nuevo beato indicó que “jamás olvidó que era mapuche… su ideal supremo era ser útil a su gente”.

En la oración de los fieles hubo invocaciones en mapuche, quechua y guaraní, pidiendo por el respeto a los pueblos originarios, y en las ofrendas se entregaron frutos de la tierra patagónica.

Al finalizar la misa, el Rector Mayor leyó el texto de la bendición apostólica de Benedicto XVI y agradeció al primado argentino que haya insistido en hacer la ceremonia en la Patagonia, porque “era la tierra de los sueños de Don Bosco y Ceferino Namuncurá”. “Chimpay no es más un punto del mapa de la Patagonia, pero una tierra de santos, que son modelos para la Argentina”, enfatizó.