Tres Salesianos de la comunidad de estudiantes de Teología recibieron el Ministerio del Acolitado

Acceder galería de imágenes

De manos del Vicario Inspectorial P. Leonardo Santibáñez -en representación del P. Inspector- los Salesianos miembros de la comunidad de estudiantes de Teología Darío Bogado (Inspectoría del Paraguay), Daniel Coronel y Nelso Vera (Inspectoría del Perú) recibieron el Ministerio del Acolitado el viernes 6 de julio.

A continuación el extracto tomado de la Carta apostólica “Motu Proprio” por la cual se modifica la legislación acerca de la tonsura, ordenes menores y subdiaconado en la Iglesia Latina del papa Paulo VI:

La Iglesia, según sus necesidades, instituyo ya en tiempos antiquísimos algunos ministerios para ofrecer debidamente el culto a Dios y para el servicio de su pueblo; con ellos, se encomendaba a los fieles el ejercicio de funciones litúrgicas y de la caridad, en conformidad con las diversas circunstancias. Estos ministerios se conferían muchas veces con un rito especial, mediante el cual, el fiel, una vez obtenida la bendición de Dios, quedaba constituido dentro de una clase o grado para desempeñar una determinada función eclesiástica. Estos son el acolitado y el lectorado.

El acólito queda instituido para ayudar al diácono y prestar su servicio al presbítero. Es propio de él cuidar el servicio del altar y asistir al diácono y al presbítero en las funciones litúrgicas, principalmente en la celebración de la eucaristía; además, le corresponde distribuir, como ministro extraordinario, la sagrada comunión cuando los ministros ordinarios no estén presentes o están imposibilitados por enfermedad o edad avanzada, u ocupados en otro ministerio pastoral, o también cuando el número de los fieles participantes de la Eucaristía sea tan elevado, que alargaría demasiado el tiempo de la celebración. En las mismas circunstancias especiales, se le podrá encargar de exponer públicamente a la adoración de los fieles el sacramento de la sagrada eucaristía y hacer después la reserva, pero sin bendecir al pueblo. Podrá también, cuando sea necesario, cuidar de la instrucción de los fieles que, por encargo temporal, ayudan al presbítero o al diácono en los actos litúrgicos, llevando el misal, la cruz, las velas, etc., o realizando otros oficios semejantes.

El acólito ejercerá todas estas funciones mas dignamente si participa, con piedad cada día mas ardiente, en la en la sagrada eucaristía, se alimenta de ella y adquiere un mas profundo conocimiento de la misma. El acólito, destinado de modo particular al servicio del altar, aprenda todo aquello que pertenece al culto divino público y trate de captar su sentido íntimo y espiritual; de tal manera, que cada día se ofrezca a Dios y sea para todos ejemplo de seriedad y devoción en el templo sagrado, y además, con sincero amor, se sienta cercano al pueblo de Dios, especialmente a los necesitados y enfermos.