Mons. Ezzati recibió el Palio Arzobispal

En horas de la mañana de este viernes 29 de junio, día de la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Benedicto XVI impuso el Palio a 46 Arzobispos Metropolitanos, uno de los grupos más numerosos de este último tiempo y en cual figuraron tres salesianos: Mons. Calogero La Piana de Messina-Lipari-Santa Lucia del Mela (Italia), Mons. Oscar Julio Vian Morales de Los Altos, Quetzaltenango-Totonicapán (Guatemala) y Mons. Ricardo Ezzati Andrello de la Arquidiócesis de Concepción (Chile). Otra característica de este grupo es que lo componen 17 prelados de América Latina: cinco mexicanos, cinco brasileños, dos peruanos, un chileno, un cubano, un guatemalteco, un colombiano y un venezolano.

Los nombrados Arzobispos desde la anterior celebración de estos santos apóstoles han sido 51, provenientes de los cinco continentes. La Santa Sede informó con anterioridad que los otros cinco recibirían este “signo de comunión de la Iglesia universal con la Sede Apostólica” en sus respectivas sedes.

“A los queridos Hermanos Metropolitanos renuevo mi saludo más cordial, invitando a todos a rezar por ellos y por las comunidades confiadas a su cuidado pastoral”, dijo el Papa durante la homilía.

Tras bendecirlos, el Pontífice entregó los palios a cada uno de los Arzobispos. Que este Palio “sea para ustedes símbolo de unidad y signo de comunión con la Sede Apostólica, sea vínculo de caridad y estímulo de fortaleza para que en el día de la venida y de la revelación del gran Dios podáis obtener las vestiduras de la inmortalidad”, dijo el Santo Padre.

El Palio

Es un símbolo de autoridad y manifiesta una particular unión con el obispo de Roma. Es usado en sobre los hombros, lo que representa además al Buen Pastor que lleva a hombros el cordero hasta dar la vida.

Se trata de una faja de lana blanca, de entre cuatro y seis centímetros de ancho, con seis cruces de seda negra bordadas longitudinalmente. La lana procede de corderos criados por monjes trapenses de la comunidad de las Tres Fuentes (en las afueras de Roma). Tras la bendición del Papa el día de santa Inés (21 de enero), los corderos son criados por las religiosas benedictinas de la comunidad romana de Santa Cecilia. El Martes Santo los corderos son trasquilados y la lana, preparada por las religiosas, es utilizada para la confección del palio.