La Iglesia reitera preocupación por contenidos de la televisión abierta

En todo Chile se reflexiona este fin de semana acerca de “Los niños y los medios de comunicación social: un reto para la educación”, que es el tema que el Papa Benedicto XVI ha propuesto en su Mensaje para la 41ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

A juicio del Obispo de Linares y Presidente del Área Pastoral de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Chile, Mons. Tomislav Koljatic, el mensaje del Santo Padre es un texto pleno de actualidad: “Con voz profética y lúcida el Santo Padre hace un llamado a utilizar siempre los poderosos medios de comunicación social como instrumentos de promoción de la dignidad humana, el cultivo de la belleza, espejo de lo divino, y el correcto uso de la libertad humana”.

Mons. Koljatic, en un saludo con ocasión de esta jornada, hace una invitación a todos los agentes involucrados en los medios, esto es, propietarios, profesionales de la comunicación social, artistas, guionistas, empresas avisadoras, y sobre todo, a los padres de familia y educadores, a “leer con detención este importante mensaje del Papa Benedicto XVI con el objeto de obtener luces y criterios de acción que orienten nuestro quehacer en relación a los medios de comunicación social y la educación de los niños y adolescentes”.

Agrega Mons. Koljatic que urge un especial juicio ético acerca de la calidad de los programas que ven los niños y los adolescentes, y el impacto que en ellos tienen ciertos espacios cuyos contenidos y contextos impiden a estos televidentes más vulnerables crecer en madurez, libertad y responsabilidad.

No debemos resignarnos

“Con preocupación vemos que en nuestro país, los contenidos violentos, banales y deshumanizantes dominan crecientemente la televisión abierta. No debemos resignarnos frente a una industria que se convierte en formadora de las nuevas generaciones. Nuestras críticas a la televisión de nada servirían finalmente si se deja a los hijos durante largas horas frente al televisor, sin ninguna orientación, supervisión o control”, agrega el Obispo Presidente del Área de Comunicaciones de la CECh.

Asimismo, invita a los padres de familia, en conjunto con los educadores, a dar un paso significativo en esta materia, asumiendo como tarea fundamental avanzar hacia decisiones familiares respecto de la cantidad de horas y modalidad de consumo televisivo por parte de los más pequeños del hogar.

“No es coherente una televisión que predica contra la violencia juvenil en los programas informativos y, sin embargo, ella misma les enseña a delinquir en otros horarios. En la actualidad, muchas veces la violencia y la exposición desinhibida de la intimidad de las personas son factores de ganancias económicas de esta industria. Las familias cristianas no pueden permitir que sus hijos sean las víctimas. Los responsables de los canales de televisión no pueden eludir sus responsabilidades. La Iglesia, nuestras comunidades parroquiales, los colegios católicos, tenemos mucho que reflexionar en torno a este tema, y no podemos permanecer indiferentes. Se aplica aquí la exhortación de San Alberto Hurtado: ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?'”, reflexiona Mons. Koljatic.

Un tema que no es nuevo

No es primera vez que las autoridades del Episcopado chileno se refieren a los contenidos de la televisión abierta en el país.

Con ocasión de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del año 2006, el Presidente de la CECh, Mons. Alejandro Goic, en su Homilía en la Misa con Comunicadores, se preguntaba “dónde están los límites en los códigos del llamado mundo de la farándula. Porque el argumento recurrente de que algo se publica porque vende, y si vende es porque gusta, se entiende bien desde la lógica del mercado, pero se quiebra ante la ética. No en vano los medios se denominan ‘medios’, y el Señor ha sido claro en que el fin no justifica los medios”.

Agregaba Mons. Goic el año pasado: “Nos preocupa el afán a veces desmedido por destacar las malas noticias, las tragedias, los episodios violentos, a veces mostrados con imágenes cercanas a la truculencia, y donde no siempre la preocupación por la persona humana es el elemento central. Nos duele el trato que muchos medios de comunicación dan a los pobres, en noticieros, en programas de entretención, en reportajes y en denuncias. ¿Por qué a unas personas se les llama ‘pobladores’ y a otras se les llama ‘vecinos’, sólo porque viven en sectores distintos de una misma ciudad? ¿Por qué la intimidad de algunos ‘vecinos’ es sagrada mientras la intimidad de los ‘pobladores’ se publica a diario sin tapujos?”.

Los contenidos de la televisión y, de un modo especial, su relación con los niños y adolescentes, será un tema presente este fin de semana en las misas y reflexiones comunitaria a lo largo de todo Chile.