Mons. Fernando Chomalí: “El Carisma de los Salesianos es un regalo de Dios para la sociedad y la Iglesia”

Una Eucaristía presidida por el Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Fernando Chomalí, coronó el primer día del Capítulo Inspectorial 2007, celebración efectuada en el templo María Auxiliadora de Lo Cañas. Participaron representantes de toda la Familia Salesiana, además de capitulares e invitados, laicos y salesianos en formación, quienes encomendaron al Santo Espíritu de Dios la realización de encuentro tan importante para la vida de la Inspectoría.

En su homilía, Monseñor Chomalí manifestó su gran admiración por la obra de Don Bosco, sindicando al Padre de la Juventud como “un hombre extraordinario, cuya obra ha hecho un bien enorme al mostrarle el amor de Dios a millones de jóvenes en el mundo, y dando luces de una pedagogía que hoy adquiere más relevancia que nunca”.

Luego, recordó todos los momentos de cercanía con los Salesianos, haciendo especial alusión al Cardenal Silva Henríquez, también a los años de abnegado y valiente servicio de Monseñor Tomás González como Obispo de Punta Arenas y a la labor de los Obispos Salesianos, Ricardo Ezzati, Héctor Vargas y Bernardo Bastres. Señaló también que el “carisma salesiano es un regalo de Dios para la sociedad y la Iglesia, y como buen regalo se ha de cuidar”. Sostuvo que “el cuidado de este don inmenso que es el espíritu de Don Bosco en su obra, es la razón de ser de este Capítulo, centrado en la Identidad Carismática y la Pasión Apostólica”.

Señaló haberse sentido en un “verdadero retiro espiritual” cuando leyó la carta convocatoria del Rector Mayor P. Pascual Chávez al Capítulo General 26. “Frases como ‘volvamos a Don Bosco volviendo a los jóvenes’; ‘Don Bosco y los jóvenes son inseparables’; ‘los jóvenes son el lugar donde encontrar a Dios y la Patria de nuestra misión’ (…) ¿cómo no entusiasmarse?, ¿cómo no predicar este ideario a tiempo y destiempo?”, indicó.

Finalmente, llamó a los salesianos a dejarse incendiar por el Espíritu de Dios, pero renovarse de mente y corazón a una vida según su voluntad: “Somos la Iglesia de Cristo, somos su cuerpo, comos su pueblo, Él nos impulsa y acompaña. No nos ha dejado, está con nosotros. Es su obra, allí está nuestra confianza”.

Una vez concluida la Eucaristía, los capitulares e invitados y miembros de la Familia Salesiana compartieron una cena en dependencias del Posnoviciado.