“No he sido yo, ha sido la Iglesia al servicio de la humanidad”

Sólo como parte de su trabajo pastoral catalogó Mons. Ricardo Ezzati su rol mediador en las negociaciones entre los trabajadores madereros y los empresarios de Forestal Arauco, conflicto de la Octava Región que ha causado revuelo producto de violentas protestas en zona de Curanilahue durante la última semana.

En entrevista con el Área de Comunicación de la Inspectoría, en vísperas de su viaje a Aparecida (Brasil), el prelado Salesiano entregó algunos detalles de este “ejercicio pastoral” –como le llama- que puso a la Iglesia en primera línea informativa producto de la exitosa gestión que permitió un acuerdo entre ambas partes y que tiene hoy a más de 5 mil trabajadores reintegrados en sus puestos de trabajo.

Hizo hincapié que dentro de la labor pastoral, el Evangelio toca la vida de las personas y de las sociedades: “La moral tiene un aspecto muy importante en lo que son las relaciones laborales, la justicia, el trato digno con las personas, el valor de la vida” dijo, y definió la muerte del trabajador maderero, como “una derrota para nuestro propio ser humano”.

Aclaró que su labor mediadora fue entre las empresas de los subcontratistas y los trabajadores, y no entre los sindicatos y el holding como se planteó en algunos medios de comunicación, aunque ello haya significado tener previamente un diálogo con el gobierno regional y los empresarios.

Más allá del conflicto en cuestión, señaló que este tiempo en la Arquidiócesis penquista ha sido para él una gracia del Señor, que le ha permitido tomar contacto con muchas comunidades cristianas, “una iglesia viva, presente en la situación de la gente”, dice.

Dejó la zona para tomar rumbo hacia Brasil (jueves 10 de mayo), en donde participará en la Quinta Conferencia de la Episcopado Latinoamericano y del Caribe a realizarse en Aparecida. Su sentimiento horas antes de su partida, según señaló, es que lo ocurrido durante estas semanas en Concepción confirma el llamado hecho por el Santo Padre en el lema de la reunión Episcopal: “Ser discípulos y misioneros de Cristo, para que nuestros pueblos, en Él tengan vida”.

El mensaje que dejó a los miembros de su Arquidiócesis, es una invitación a la unidad y a la oración, porque “Aparecida es un acontecimiento del Espíritu, y al Espíritu se le espera siempre de rodillas y con el corazón abierto”.

Acceder especial audio