Después de visitar Argentina, Uruguay y Paraguay, arribó a Chile, el martes 24 de abril, la Consejera General de la Pastoral Juvenil de las Hijas de María Auxiliadora, Sor María del Carmen Canales.
El miércoles 25 por la tarde se reunió con la comunidad de las hermanas para dictar una charla sobre las líneas orientadoras en el contexto de la Pastoral Juvenil para las Hijas de María Auxiliadora. Estuvieron presentes representantes de los estamentos de los colegios, centros de padres, exalumnas, docentes, religiosas estudiantes en formación tanto de las HMA como de los Salesianos, y el Delegado de la Pastoral Juvenil de la Inspectoría, P. Juan Carlos Zura.
En la oportunidad, Sor María del Carmen Canales entregó un mensaje de la Superiora Sor Antonia Colombo: “El carisma Salesiano puede todavía dar respuesta a la búsqueda de sentido de los jóvenes, pero siempre acompañados”.
El Área de Comunicación sostuvo una breve conversación con Sor María al término de su presentación:
– ¿Cuál es le motivo de su visita a nuestro país?
“Concretamente es una animación pastoral a nivel inspectorial, presentando de manera especial el documento “Para que tengan vida y vida en abundancia”, que son las líneas orientadoras de la misión educativa de las hijas de María Auxiliadora”.
– Según el texto, ¿Cuál es la importancia de la evangelización en los jóvenes de hoy?
A los jóvenes no se les evangeliza para darles sólo un contenido, el mensaje de Jesús. Se les evangeliza para que ellos puedan llegar a ser una experiencia de vida del Señor Jesús en sus propias vidas.
-¿Y a qué debe tender la Pastoral Juvenil en este sentido?
La Pastoral Juvenil tiene como deber prioritario el anunciar el Mensaje de Jesús, y una Pastoral Juvenil que no propicie el encuentro con Jesús, es una pastoral más bien de actividades, o quizás diría, hasta de entretenimiento.
-¿Y de quién es la responsabilidad de entregar esta evangelización a los jóvenes en nuestras comunidades?
La responsabilidad es de las comunidades educativas que han entendido cuál es su misión, y dentro de las comunidades educativas, es de los religiosos, de educadores, de padres y de todo el personal de animación que se encuentra en los distintos ambientes de colegios, oratorios, centros juveniles, parroquias, nuestras casas, nuestras familias, o junto a chicos en situación de riesgo.
