Pasión y Resurrección del Señor con sello salesiano

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Una vez más el gimnasio de la Sede Sur reunió a alumnos de primero a cuarto año medio Técnico Profesional del Centro Educativo Salesianos de Talca, para reflexionar en torno a la pasión de Cristo el jueves 5 de abril.

La ceremonia se desarrolló con un sello especial y significativos signos, como hacer sentir los golpes del martillo en la cruz por parte de algunos trabajadores y alumnos del CEST, para luego, ubicar en ella la imagen de Jesús.

Por medio de una lectura dramatizada a cargo de los docentes, se recordó el instante en que Jesús fue condenado, y el momento final: “padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. Fue la instancia para que el padre Director Carlos Ordóñez llamara a todos los presentes a un momento de silencio ante la muerte del Señor.

Otro signo estuvo a cargo de los estudiantes, quienes pegaron en la cruz los nombres de los pecados que aún destruyen al ser humano, como el materialismo, la mentira, la violencia y la envidia, entre otros, insistiendo en que ésta sea una fecha para meditar y sentir la necesidad de una transformación profunda y real que permita creer en una sociedad más justa y más humana.

Por último, el padre Carlos envió un saludo afectuoso a todos los presentes y familias, para vivir en recogimiento estos días de vigilia interior y celebrar con alegría la resurrección.

La alegría de la resurrección

La Eucaristía de Resurrección, también celebrada en la Sede Sur, inició recordando que por amor, Jesús entregó su vida aquel Viernes Santo.

La alegría se manifestó a través de los cantos al constatar la Resurrección de Cristo, donde se afirmó que la muerte no puede vencer a la vida y “el que había muerto en una cruz, por su resurrección transformó la cruz en signo de vida y salvación”.

Se aclamó a Cristo resucitado, representado en el Cirio Pascual ante el canto de los jóvenes y se recordó que cuando se comparte la vida con los demás, cuando se vence la pereza y se trabaja por construir un mundo mejor; cuando se lucha por la paz y la justicia; cuando a los que se les ama se les exige y ayuda a crecer; cuando se deja el pesimismo, la amargura y cuando los cristianos se reúnen a rezar en su nombre, Cristo está vivo y presente, aquí y ahora.

Fue ese el momento en que el padre Carlos bendijo el agua que se recibe como recuerdo del bautismo, e hizo un llamado a renovarlo, pues es la gran concretización de la Pascua del Señor, para luego realizar la oración de los fieles, pidiendo para que todos gocen de los bienes del mundo nuevo y, en especial, por todos los que sufren a causa de las guerras, de la extrema pobreza, de la división familiar, para que su tristeza se vea transformada en una alegría que nadie les pueda arrebatar.

Seguido llegó el momento de la Eucaristía, presentando las ofrendas, las que consistieron en un paño blanco como signo del sudario de Cristo que encontraron los discípulos en el sepulcro y afirmar como los apóstoles “Cristo ha resucitado”.

Al finalizar la celebración, el padre Carlos despidió a los jóvenes, cantando con alegría a la Virgen Madre Auxiliadora, quien acompañó a Jesús en su muerte y en su resurrección.

Durante la tarde, los jóvenes de terceros y cuartos medios celebraron, compartiendo actividades deportivas, bajo la responsabilidad del coordinador de ACLE, profesor Ricardo Moya y los alumnos de primeros y segundos años emprendieron la “marcha por la vida” hacia la Sede Norte. Allá los esperaban para desarrollar los diversos encuentros deportivos y culturales que se destacaron por la organización a cargo del profesor Cristian Alegría.