Íntimo encuentro vivieron apoderados de la Sede Norte

Acceder galería de imágenes

Reunidos en grupos denominados “nidos”, papás y mamás de la Sede Norte del Centro Educativo Salesianos Talca, vieron, el sábado 24 de marzo, una emotiva tarde junto a la animación de comunidades y movimientos como Hogares Don Bosco Sede Sur, Pastoral Familiar Sede Norte y Encuentro de mamás en el espíritu.

“Compartir” fue la palabra clave de la actividad para lograr acercarse, conocerse y valorarse como personas. El padre Gonzalo Gómez recordó que “ser mamá y ser papá es una vocación que requiere mucho cuidado, porque se recibe de Dios la misión de custodiar la vida de los hijos como el más grande de los tesoros”.

El recuerdo de los padres y la reflexión sobre el papel que se juega en la vida de los hijos fue otro momento en que estos nuevos papás y mamás hablaron con el corazón. La música ayudó en esos instantes a expresar los sentimientos que poco a poco fueron aflorando al interior de cada “nido”.

Cercano y afectuoso también fue el momento cuando Nadia y Luis, matrimonio encargado de realizar la animación, contaron que el sueño que Don Bosco quería para sus muchachos del Oratorio era verlos felices, amigos de Dios, ciudadanos honestos, hombres de bien y profesionales al servicio de la sociedad; sueños que son también los de la Comunidad Educativo-Pastoral, puesto que es “la experiencia de la casa”, aquella que se quiere reproducir en el Centro Educativo, “acogiendo a sus hijos como si fueran los nuestros, para llevarlos al encuentro con Dios y para hacer de ellos buenas personas y profesionales capaces y honestos”.

Los padres y apoderados recibieron el saludo afectuoso del padre Director Carlos Ordóñez, quien manifestó que lo primero y esencial es que los jóvenes logren ser felices, y para hacerlo, es muy importante aprender a vivir en lo cotidiano en comunión con el Dios de la vida, quien también formó familia por medio de Jesús, y quien venció a la muerte. Agradeció a todos quienes participaron de la organización y regalaron su tiempo para estar presente. Posteriormente, entregó su bendición a modo de semilla, que hay que cultivar para la conquista de la felicidad.

El ingreso de los alumnos a este encuentro se realizó en orden y pausadamente fueron rodeando a todos los participantes, hecho que provocó un instante cercano, acogedor y emotivo, donde se finalizó rezando el Padre Nuestro.

Al concluir la experiencia, en muchos padres y apoderados, se observó la alegría y la confianza de ser parte del Centro Educativo.