Un hombre austero, de intenso trabajo silencioso, multifacético, de gran capacidad intelectual; enamorado de Jesucristo, a quien sirvió como sacerdote salesiano al servicio de los jóvenes.
La pascua del padre Raúl Zúñiga, acontecida el domingo 25 de febrero, ha dado pie a la reflexión de las virtudes con las cuales Dios le bendijo a lo largo de la vida, y que, a juicio de sus hermanos salesianos, bien supo cultivar, empapar y poner al servicio de los demás. Así quedó de manifiesto en la misa de exequias realizada el lunes 26 de febrero en la capilla del Colegio El Patrocinio de San José –comunidad donde residió antes de integrar la Casa Felipe Rinaldi -, celebración presidida por el Obispo electo de Concepción, Monseñor Ricardo Ezzati y concelebrada por el padre Inspector Natale Vitali, el Vicario Inspectorial padre Leonardo Santibáñez, el director de El Patrocinio padre Alcides Triviños, además de salesianos de las comunidades de Santiago y provincia.
La Eucaristía fue celebrada por decenas de fieles miembros de las distintas pastorales y grupos a los cuales el padre Raúl asistió en su ministerio, entre los que se cuentan: Cooperadores Salesianos, Santuario del Cerro San Cristóbal, Santuario de la Inmaculada Concepción, Scouts, Grupos misioneros y Centro de Padres. Participaron también familiares, entre ellos hermanos y sobrinos.
Abundantes fueron los signos con los cuales se recordó las virtudes y la gran obra de este salesiano. A los pies del altar fueron puestas su mochila de excursión en representación de su amor por el deporte, la naturaleza y la aventura; su cámara fotográfica en representación del trabajo que llevó adelante por tantos años en el Área de la Comunicación Inspectorial, entre lo que se destaca los 14 años como director del Boletín Salesiano y otros tantos del “En Familia”; también fueron puestos los textos de Religión en los que trabajó hasta que ya no tuvo fuerza física para continuar.
Un padecimiento de envergadura como fue el cáncer pulmonar que lo aquejó los últimos momentos de su vida, no hizo más que purificar su voluntad e intención de prepararse para volver al Buen Padre Dios. Así lo ratificó el director de la Casa Felipe Rinaldi padre Antonio Larraín, señalando que el padre Raúl asumió totalmente su situación de padecimiento y camino al encuentro con el Señor. Lo mismo pudo constatar el padre Inspector, según señaló en la homilía: “Desde el comienzo aceptó la enfermedad. En las veces que tocamos el tema me dio una lección muy grande: ‘Acepto lo que el Señor me dio’. Sin quejarse, sabiendo que aún podía dar mucho en su trabajo. La enfermedad purificó también su carácter y lo preparó al encuentro definitivo con el Dios de la Vida”, indicó el provincial.
El padre Natale destacó además que “todo lo que sabía siempre lo ponía al servicio de los demás: lo que había estudiado en la Universidad como profesor de biología, su pasión por la naturaleza y la fotografía”.
Al final de la Eucaristía una hermana, un miembro de la pastoral del cerro San Cristóbal y un joven del Colegio, testimoniaron lo compartido con el salesiano, ideas que ratificaron las virtudes ya expresadas en la celebración y que constituyen un memorial en la vida de la Inspectoría Salesiana de Chile.

