Con el Templo Nacional de Don Bosco lleno, la Familia Salesiana de Santiago recordó el 31 de enero, una vez más, la fiesta de San Juan Bosco, padre y maestro de tantos niños, jóvenes y adultos.
La celebración estuvo llena de signos de cariño al fundador, y de alegría por una ocasión más para celebrar a Don Bosco, como dijo el Padre Inspector Natale Vitali en su homilía: “frente a este hermoso cuadro que adorna el altar mayor del Templo y que representa la santidad salesiana”.
La Eucaristía fue presidida por Monseñor Ricardo Ezzati, para quien, precisamente esta celebración fue especial: “Todos los 31 de enero tienen un significado que toca la vida de uno- señaló el Obispo salesiano – el P. Juan Vecchi, cuando era Rector Mayor, decía que cada salesiano tiene algo de la herencia genética de San Juan Bosco. Entonces, celebrar al padre, a la vida y la misión que el Espíritu Santo le confió, es celebrar un poco la propia vida, la propia misión. Y en este año también es muy particular porque es la última fiesta de Don Bosco que presido como Obispo Auxiliar de Santiago, en vísperas de partir a la Arquidiócesis de Concepción, donde el Señor me ha enviado a trabajar como parte de su viña. Así es que le he encomendado a mi padre Don Bosco que me acompañe, me ayude y me regale un corazón tan audaz como el suyo, porque justamente está fundado en Jesucristo”.
Para el Padre Inspector Natale Vitali, esta fue la primera fiesta de Don Bosco que celebra con muchos de sus hermanos salesianos que llegaron hasta el templo, en su segundo período como superior de la Congregación en Chile. Para el padre Natale, como apuntó en su homilía, esta fiesta está estrechamente ligada con la misión de los salesianos y con la consigna del Rector Mayor para este año, dejarse guiar por el Dios que ama la vida. El padre Natale explicó el significado que se encuentra en esta celebración: “Reconfirmar una vez más que el carisma de Don Bosco es válido hoy día sobre todo en el Chile en que vivimos, para que la vida de los jóvenes, especialmente los más pobres y desamparados, encuentren adultos y jóvenes que los ayuden a dar sentido a sus vidas. Creo que en la consigna del Rector Mayor este año, tiene que ayudarnos justamente a eso, a abrir los ojos, a mirar alrededor y tender las manos adonde se necesitan”.
Nuevos destinos
Al finalizar la Eucaristía, el padre Inspector agradeció a nombre de toda la familia salesiana la labor de los dos obispos salesianos presentes, Monseñor Ricardo Ezzati y Monseñor Tomás González, Obispo Emérito de Punta Arenas, a los que los presentes brindaron un cálido aplauso.
Con igual cariño, la Familia Salesiana presente en el Templo, aplaudió al padre Leonardo Santibáñez, antiguo alumno de esa presencia salesiana de La Cisterna, quien asumió como nuevo Vicario Inspectorial. Para el padre Leonardo, esta nueva misión es un servicio que el Señor le encomienda para servir: “El Vicario es el principal colaborador del Inspector y a eso vamos a dedicarnos en este tiempo. Más que un honor, es como todo en la Iglesia un servicio que prestamos, y que pensamos prestar en la mejor forma”, señaló el nuevo Vicario.
La manifestación de cariño de los presentes se extendió a quien deja su labor como Vicario Inspectorial y delegado de Pastoral Juvenil, para asumir como Director de la obra de La Cisterna, el padre Hugo Strahsburger, quien se manifestó feliz por esta nueva misión : “Yo me siento muy contento de haber podido realizar este servicio de Vicario y de Delegado de la Pastoral Juvenil Inspectorial y me he sentido muy a gusto, trabajando, siendo bien recibido en las comunidades y buscando respuestas lo más adecuadas posibles a los tiempos actuales. Soy un agradecido de Dios y de mis hermanos y espero que ahora este nuevo servicio que me han pedido aquí en la presencia de la Cisterna y también con el Voluntariado, pueda hacerlo con entusiasmo de San Juan Bosco para seguir sirviendo a los jóvenes y a la Iglesia”.