Primer Documento de la Iglesia, en su dimensión universal, dedicado a los Gitanos

Del 11 al 12 de diciembre ha tenido lugar en Roma el Encuentro de Estudio de los Directores Nacionales de Pastoral de los Nómadas sobre las “Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos. Examen detenido del Documento”. Participaron 27 delegados procedentes de 21 países, que representaban tres continentes. El objetivo de la reunión era realizar un estudio más profundo de las Orientaciones para estimular una aplicación adecuada. Se trata del primer Documento de la Iglesia, en su dimensión universal, dedicado a los Gitanos.

Tras dos días de intervenciones y testimonios de capellanes se aprobaron más de una decena de conclusiones en las que se incluye un documento que describe la pastoral de los Gitanos, no como mera beneficencia, sino como una exigencia de la catolicidad de la Iglesia. Las Orientaciones, de hecho, son fruto del empeño pastoral desarrollado hasta ahora y del intercambio de las experiencias realizadas. Marcan, por lo tanto, un momento importante en la historia de evangelización y promoción humana de los gitanos.

Los participantes en este Encuentro confirman en el documento final una serie de necesidades que recomiendan “que la Iglesia asuma las angustias y las esperanzas de los Gitanos, para que el Evangelio sea vivido y anunciado de manera adecuada a su mentalidad y a sus tradiciones” y la aceptación de “enriquecerse con los valores gitanos, nacidos de la resistencia a la asimilación y a las persecuciones, ya que la universalidad misma de la Iglesia lo requiere”.

Y para alcanzar estos objetivos el documento final sugiere, entre otras cosas, dar la prioridad a la tarea del promotor episcopal y solicitar un compromiso mayor por parte de los Obispos en la acogida y en la creación de espacios de escucha a los gitanos, así como en la prevención de la discriminación. Otras recomendaciones importantes son favorecer las asociaciones políticas y culturales de los gitanos, y su protagonismo y responsabilización.

También se subraya la importancia de multiplicar los lugares en los que los gitanos puedan expresar lo que son y su fe y salir del esquema acostumbrado de preparación a los sacramentos. El documento final recomienda asimismo “manifestar la solidaridad de la Iglesia con los objetivos de justicia de la sociedad civil hacia los Gitanos y favorecer el florecimiento de una cultura gitana para darla a conocer también en su dimensión de fe; y promover los encuentros organizados entre agentes de pastoral y gitanos responsables, para establecer relaciones auténticas y suscitar una ‘vida compartida’ ”.

Otras dos recomendaciones más son afrontar lealmente el desafío que implican para la pastoral las nuevas migraciones gitanas, mediante el encuentro con otras religiones y confesiones, y por último intensificar la colaboración con las instituciones civiles para que den voz a los Gitanos, y considerar la posibilidad de crear, en la Iglesia, foros, en los que los Gitanos puedan presentar sus problemas, sus solicitudes y algún caso particular propio.

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